Lo de Urdangarin vergonzoso, propio de un país bananero

Cuando escribimos y opinamos tenemos la obligación de hacerlo con claridad para que los lectores no se confundan en los giros y calificativos. El caso de Urdangarin y su regia esposa nos han tenido en vilo, no por ellos sino para comprobar la decisión de la justicia profesional en el acto final, juicio y sentencia.De la sentencia se ha dicho de todo pero la opinión generalizada es de que para esa sentencia no hacia falta gastarse la millonada que se ha empleado, con un juicio de faltas era suficiente. La ciudadanía se sigue frotando los ojos de la actuación, primero del fiscal presunto acusador y defensor de la legalidad reconvertido en abogado defensor de la Infanta y después de las juzgadoras. ¿Nos han tomado el pelo?, Para una gran mayoría sí.

Queremos ser breves porque ya se ha dicho de todo y conviene cerrar el capitulo con una frase: “este país necesita con urgencia una justicia independiente en la que los políticos no metan mano". Pero dejando atrás el show  lo mejor ha sido el final, el presunto cumplimiento de la sentencia y ésta ha sido peor que la  sentencia en si. El tribunal nos ha dado ración doble, libertad sin fianza al Duque, vivir en Suiza o donde le plazca  y viajar por el mundo mientras su socio Torres tiene que entregar el pasaporte y no salir de España. El populacho tiene la seguridad de que Urangarin nunca cumplirá la sentencia porque la justicia profesional tiene recovecos suficientes para dejarla sin efecto o como mucho le saldrá un grano en el culo que le impedirá entrar en la cárcel. Este  sainete del balompedista, el florero y el listo seguirá pero no pasa nada este país lo aguanta todo desde la independencia de Cataluña, País Vasco a lo que sea. El populacho quería justicia pues toma justicia al estilo feudal. Ilusos aquellos que se esperaba la condena de 19 años. ¡Hay que frotarse los ojos!. Si ya criticamos la sentencia y la absolución de la Infanta, el desarrollo le manda bemoles. Pobre Montesquieu que hablaba de la separación de poderes. En este país solamente existe un poder, que yo me callo, y ustedes lo pueden adivinar. Como dirían nuestros hijos “de alucine”.

La verdad, insisto, es que nos podíamos haber ahorrado los contribuyentes mucho dinero si desde el principio absolvemos a la Infanta y a su consorte, y aquí paz y aquí gloria. Porque ya nos gustaría saber cuánto dinero ha costado el caso Urdangarín a los plebeyos españolitos. Total para qué, para nada a no ser para tener la evidencia una vez más de impotencia y rabia ante un asunto que se escapa de la comprensión ilusa de quien crea que la ley es igual para todos. Pero la caja registradora sigue porque tenemos que seguir pagando a los guardaespaldas y etc. de los herederos al trono de España. En fin, da pena comentar este caso. Prometemos no hablar más de ello pero lo que está claro es que Cristina e Iñaki nos han hecho la peineta, y no precisamente la que sujeta la mantilla española.