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Salud. 16-09-2019 07:15

Los adolescentes adicción a los opioides también pueden beneficiarse del fármaco

Aunque la eficacia de los medicamentos para tratar a los adultos con trastorno por consumo de opioides ha sido bien establecida, se ha realizado poca investigación sobre cómo, o incluso si dicho tratamiento funciona en adolescentes.

   Una nueva revisión de la literatura publicada en el último número de la revista \'Journal of Studies on Alcohol and Drugs\' sugiere que los adolescentes con trastorno grave por uso de opioides pueden ser tratados con alguno de los tres medicamentos disponibles: metadona, buprenorfina o naltrexona de liberación prolongada.

   "En 2017, 900 adolescentes comenzaron a abusar de los analgésicos opioides cada día", escriben los autores. Además, algunos de estos adolescentes "inician el consumo de heroína debido a su disponibilidad inmediata, menor costo y gran potencia".

   "Los adolescentes con un trastorno grave por el uso de opioides pueden beneficiarse de un medicamento como parte de un plan de tratamiento integral más amplio --explica la autora principal Deepa R. Camenga, de la Escuela de Medicina de Yale--. Además, los padres deben tratar de consultar con un especialista en psiquiatría o medicina de adicciones para ver si hay tratamientos adicionales que puedan beneficiar a sus hijos".

   En su investigación, Camenga y sus colegas buscaron en la literatura científica investigaciones sobre los efectos de la medicación en el tratamiento del trastorno por uso de opioides en adolescentes. Identificaron 14 informes, publicados entre 1973 y 2018. El número de adolescentes en cada estudio varió de unos pocos a varios cientos.

   En general, los investigadores informan que los peligros del trastorno por uso de opioides no tratados "superan con creces los riesgos" del tratamiento con metadona, buprenorfina o naltrexona. Sin embargo, pocos adolescentes reciben dicha terapia: solo alrededor del 2 al 5 por ciento de los adolescentes con un trastorno por uso de opioides reciben tratamiento con uno de estos medicamentos, en comparación con el 12 al 26 por ciento de los adultos.

   En general, la metadona, la buprenorfina y la naltrexona de liberación prolongada mejoraron el número de adolescentes que permanecieron en tratamiento, disminuyeron el uso de opioides y provocaron más abstinencia. Pero, dicen los autores, "todavía se necesita investigación para comprender la duración óptima del tratamiento y cómo retener a los adolescentes en el tratamiento".

   Los medicamentos tienen sus riesgos. Para la metadona, dicen los autores, el uso de estos medicamentos debe ser monitoreado de cerca debido a los efectos secundarios conocidos con altas dosis, que incluyen respiración lenta y sedación, así como problemas de ritmo cardíaco.

   Además, la metadona debe ser administrada por un programa de tratamiento de opioides certificado por el gobierno federal, lo que puede causar dificultades a los adolescentes que no tienen transporte a dichos lugares. Asimsimo, los adolescentes deben recibir una dispensación especial y existe el riesgo de que la metadona misma pueda ser consumida de forma abusiva.

   A diferencia de la metadona, la buprenorfina se puede administrar de forma ambulatoria. Sin embargo, los adolescentes pueden necesitar la supervisión de un adulto para ayudar a garantizar que el medicamento se tome correctamente y no se use incorrectamente.

   Para la naltrexona, un desafío al tratamiento es que los pacientes tienen que pasar por la desintoxicación antes de comenzar el tratamiento. Además, la naltrexona puede aumentar el riesgo de sobredosis de opioides si un paciente comienza a usar opioides nuevamente una vez que la medicación desaparece.

   Sin embargo, la naltrexona de liberación prolongada se administra mediante inyección una vez al mes y no requiere las visitas frecuentes de metadona o la supervisión de la buprenorfina.

   A pesar de todo, hay un número muy limitado de profesionales de la salud que tratan a adolescentes con trastorno por consumo de opioides. "Existe una gran necesidad de mejorar el acceso de los adolescentes a los medicamentos y aumentar la capacidad de la fuerza laboral para atender a estos adolescentes", concluyen los autores.

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