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Salud. 19-02-2019 08:15

Investigadores del CNIC identifican un marcador muy precoz de daño cardiaco asociado al tratamiento del cáncer

Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han identificado un marcador muy precoz de daño cardiaco en sujetos que reciben tratamiento con una familia de fármacos muy habituales en el tratamiento del cáncer, las antraciclinas.

   Los resultados, publicados en la revista \'Journal of the American College of Cardiology\' (JACC), pueden facilitar el diagnóstico temprano de la cardiotoxicidad asociada al uso de este grupo de quimioterápicos ampliamente utilizados. "Al poder identificar este daño en estadios muy tempranos se podrían implementar terapias dirigidas a evitar el desarrollo del deterioro de la función cardiaca o llevar a cabo una gestión más adaptada al tratamiento oncológico para cada paciente", ha dicho el director de Investigación Clínica del CNIC, cardiólogo en la Fundación Jiménez Díaz y coordinador del estudio, Borja Ibáñez.

   Los grandes avances en el tratamiento del cáncer, una enfermedad de la que cada año se diagnostican cuatro millones nuevos casos en Europa, tienen en algunas ocasiones un \'peaje\' en forma de efectos adversos importantes, como es la cardiotoxicidad. Hasta un 25 por ciento de pacientes que recibe tratamiento con algunos de los fármacos más comunes desarrolla algún grado de toxicidad miocárdica, que puede llegar a ser muy grave y condenar al superviviente del cáncer a insuficiencia cardiaca crónica o, incluso, a fallecer por esta complicación.

   Actualmente hay tres grandes retos en la cardio-oncología: conocer mejor los mecanismos fundamentales responsables del daño cardiaco asociado a estos tratamientos tan eficaces; realizar un diagnóstico precoz del daño miocárdicoactualmente se realiza cuando el daño es irreversible en muchos casos; y desarrollar terapias específicas basadas en el conocimiento mecanístico, los tratamientos usados hoy día para la cardiotoxicidad son inespecíficos y poco eficaces en general.

   Ante este escenario, el equipo del CNIC ha desarrollado un modelo porcino nuevo de cardiotoxicidad inducida por las antraciclinas, dado que es el animal de experimentación cuyo corazón tiene mayores similitudes con el humano. El trabajo se desarrolló administrando a estos animales doxorrubucina intracoronaria a dosis crecientes durante 10 semanas, con lo que se conseguía una concentración en el músculo cardiaco sin gran exposición a otros órganos.

  \'T2 MAPPING\'

   Gracias a la resonancia magnética de última generación, los investigadores realizaron un estudio con múltiples parámetros con el objetivo de encontrar el marcador más precoz de daño, presente mucho antes de que cualquier otro marcador actualmente utilizado se viese afectado. De esta forma, tal y como ha explicado el científico de Philips y colíder de este trabajo, Javier Sánchez-González, se ha visto que el primer parámetro que se altera es \'T2 mapping\', que indica que existe un edema, acúmulo de agua, que se ha confirmado con los estudios histológicos.

   "Este edema se produce porque la doxorrubicina empieza a dañar a las mitocondrias dentro de los cardiomiocitos y esto genera un edema intracelular", ha añadido el primer autor del estudio, Carlos Galán-Arriola- Las mitocondrias son las \'centrales energéticas\' de las células cardiacas y un daño permanente en ellas produce una disfunción grave e irreversible del músculo cardiaco.

   El estudio ha verificado que \'T2 mapping\' se altera mucho antes que cualquier otro parámetro conocido previamente que se emplea hoy día, incluso antes de que haya una alteración en la contractilidad del corazón (local o regional). El hecho de disponer de un parámetro precoz de cardiotoxicidad, ha dicho Ibáñez, podría permitir identificar qué pacientes toleran bien el tratamiento con antraciclinas, aunque se hayan utilizado dosis altas y, en el caso de que haya una recaída, volver a usar esta familia de fármacos a las dosis altas que son eficientes.

   Por el contario, apostilla el experto, si un paciente desarrolla este marcador con menos dosis acumulada de antraciclinas, se puede aplicar un tratamiento cardioprotector preventivo o, incluso, modificar la pauta qiomioterápica. "Aunque estos resultados son muy prometedores, todavía tienen que confirmarse en estudios con pacientes", ha recalcado el experto.

   De hecho, el equipo ha iniciado ya, en colaboración con el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, un ensayo clínico en personas dentro del estudio \'MATRIX\', un proyecto que busca desarrollar innovadores tratamientos para la toxicidad cardiaca asociada a los tratamientos del cáncer.

   "En breve vamos a reclutar a 100 pacientes con linfoma que van a recibir tratamiento quimioterápico que incluya antraciclinas a dosis altas. A todos ellos se les realizará una resonancia magnética avanzada -incluyendo secuencias novedosas desarrolladas por el grupo- antes de cada ciclo de quimioterapia y se les monitorizará de manera muy estrecha", ha explicado el investigador del CNIC.

   En conclusión, señalan los investigadores, los resultados pueden servir para prevenir los graves efectos secundarios que experimentan los pacientes con cáncer cuando reciben el tratamiento y abre la puerta a posibles terapias basadas en el trasplante de mitocondrias, un tratamiento \'innovador\' y \'radical\' que propone \'MATRIX\' y que consiste en el autotrasplante de mitocondrias sanas para remplazar a las dañadas por el tratamiento del cáncer, "algo nunca realizado antes y que sería un cambio en el paradigma en el tratamiento de las enfermedades del corazón".

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