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Opinión 25-10-2021 08:00

Desafío del poshumanismo Por Juan Goti Ordeñana Catedrático jubilado de la Universidad de Valladolid

Los poshumanistas constituyen, todavía, un número limitado de defensores, pero están aumentando. Les absorbe la idea de una superación de la condición humana, y lo grave es, que se están imponiendo rápidamente, y, aun, asegurando un lugar privilegiado en el campo de la imaginación cultural.

 

 

Los poshumanistas constituyen, todavía, un número limitado de defensores, pero están aumentando. Les absorbe la idea de una superación de la condición humana, y lo grave es, que se están imponiendo rápidamente, y, aun, asegurando un lugar privilegiado en el campo de la imaginación cultural. Esta ideología del poshumanismo rápidamente va conquistando círculos filosóficos, científicos y lo que es más peligroso políticos, creyendo que puede ser una solución a las terribles crisis sociales y económicas que padece nuestro tiempo. Lo que nos induce a hacer una breve reflexión de algunos de sus aspectos.

Lo primero, que esta nueva forma de visión del mundo nos presenta, es el reconsiderar el esquema social que se ha creado contra la ideología tradicional, para revisar y modificar el concepto que hemos tenido de lo que ha sido nuestra cultura humanista. Desde un punto de vista filosófico rechaza cualquier concepción permanente de lo que es el ser humano, y desecha las costumbres y las normas por las que se ha regido la sociedad en la historia. El rasgo esencial de lo que puede ser el ser humano, es el problema básico del futuro, ya que pretende una apertura, sin limitaciones, de lo que puede llegar a ser el hombre en el poshumanismo. No se pueden, en este momento, determinar criterios hasta dónde puede arribar el hombre con los cambios promovidos por la futura técnica, que se podrán llegar a descubrir.

La dimensión abierta de hasta dónde puede llegar el hombre, fascina a los defensores de esa nueva era de la humanidad, por la magnitud novedosa que incluye la naciente visión. Planteado así, la humanidad comprende una serie de posibilidades que le van a suceder en el futuro, y piensa que sin ninguna limitación. Según la visión de sus defensores, el poshumanismo concibe una multiplicidad de variaciones de lo que hoy conocemos de la persona. Ante las crisis que padecemos en estos momentos, cualquier apertura a una sociedad nueva y feliz, se le antoja al hombre un escape para salir de la depresión que en estos momentos padece la sociedad. Y no cesan estos políticos de izquierdas de conjeturar un futuro con la promesa de una sociedad, donde el Estado, dueño de todo, va a crear un mundo feliz, pero sin libertades.

El poshumanismo no es sólo producto de la acción del hombre, sino de una tecnología concebida como creadora de nuevas formas de vida inagotables, con las que se pretende dominar el cosmos, y con la que se va a lograr el dominio de la ecología, al conseguir enormes avances tecnológicos. Se llega a considerar que en el poshumanismo se alcanzará el summum del antropocentrismo con una combinación perfecta del hombre y la máquina, y se lograrán ciertos objetivos en el desarrollo del mundo. De este modo los defensores de estas teorías creen que se alcanzará, en verdad, la perfecta utopía.

En el amplio campo de la defensa del poshumanismo, tanto en la literatura y en la filosofía, como a través de los medios de comunicación, se ha tomado esta era como una nueva forma de estar en la naturaleza, que hace soñar en el fin de los actuales males por los que está pasando la humanidad, y se piensa que va a ser la forma de sostener el estado medioambiental de estos tiempos. No obstante, no aparece claro una evaluación crítica de lo que cuesta y la orientación que va tomar la tecnología, a la que se le atribuye demasiados valores, ni lo que puede suponer para los problemas medioambientales que amenazan a la sociedad en estos momentos.

Según esta ideología la naturaleza humana aparece como una obra en formación, que la actual generación quisiera remodelar según sus deseos. Y la ilusión se inclina a ampliar indefinidamente: primero la salud humana, erradicando enfermedades y eliminando el sufrimiento; luego con el aumento de las capacidades físicas, intelectuales y emocionales del ser humano; a lo cual se pretende añadir las mejoras económicas, sociales e institucionales, con el desarrollo de la cultura, habilidades y técnicas psicológicas. Es decir, se propone este poshumanismo como una isla de la utopía, donde las invenciones de la tecnología y otros medios racionales, van a crear, en esos nuevos y soñados tiempos, unos seres con capacidades, hoy día no constatables, pero que serán de enormes posibilidades, sobre las que tienen en estos momentos las actuales personas que disfrutan de esa realidad.

En verdad, estos sueños llevan a pensar, que para el año 2100 el hombre podrá llegar a ser: «como los dioses que una vez adoramos y temimos». Y están a punto de creer que van a tener capacidad de conseguir las cosas con el poder de la mente, de vincular, sin problemas, las mentes a ordenadores que cumplan con sus deseos, y que llegarán a crear hombres perfectos. Ahora bien, el conseguir la capacidad absoluta no es la primera vez que se ha propuesto el hombre. Allá en el Bajo Medievo se creó una secta: los Hermanos del Libre Espíritu que, después de una vía de ascética y de perfección de la persona, decían haber llegado al dechado, a ser dioses. Y alcanzado este estado de perfección, ya el hombre podía actuar con libertad absoluta, sin que se le pudiera oponer nada. Terminaron haciendo los mayores males y crímenes, porque se consideraban con poderes divinos y sin responsabilidad de los desafueros que realizaban. Los Estados europeos tuvieron que tomar medidas.

Como decía Santiago Amón refiriéndose a las vanguardias de su tiempo: todos son sueños, pues «por muy animosos que se sientan los vanguardistas, toda su predicación se fundamenta en la nada». Pues bien, explicando las bases de los raciocinios de los que prevén el futuro en un poshumanismo del hombre perfecto, suponen un mundo donde la persona no existiría como ser humano, sino como un conglomerado de hombre y máquina, sin explicar en esta composición, donde queda la esencia del ser humano. ¿La mente creadora del hombre se va a transferir a la máquina o la maquina no va a ser más que un instrumento que cumple con la orden de la mente humana? Si no se pasa más que de la utilización de unas máquinas por perfectas que sean y utilice el hombre para grandes avances, será grande, pero si creen llegar a ser dioses creadores, obrarán como aquellos Hermanos del Espíritu Libre de finales de la Edad Media, una generación de ideología ácrata, libertaria e igualitaria, que no responderá a lo que es la naturaleza.

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