Noticias de Cantabria
Opinión 17-11-2019 17:18

¿A dónde vamos con este pacto?, por Juan Goti Ordeñana

¿Cuál es el motivo de tan rápido arreglo de un Gobierno, sin atenerse a las normas que se consideran prioritarias, y a las que hace referencia Felipe González, cuando afirma «que no admitirá un pacto en el que se repartan los cargos antes de negociar un programa»?

 

Pero en lo que se refiere a Pedro Sánchez nada se puede considerar normal, pues puede afirmar una cosa y la contraria, sin inmutarse, y no se sabe, si es porque no se entera de los que dice. Para una mente lógica esto parece inconcebible, pero para Pedro Sánchez, nada es lógico. Su actitud lleva a preguntar, si es que no se entera de lo que dice y hace, pues con tantas contradicciones es fácil tacharle de mentiroso, pero para mentir hay que tener conciencia de decir lo contrario de lo que se piensa, mas en él la soberbia y las pretensiones de poder, le ofuscan de tal modo, que lleva dudar que tenga conciencia de que miente.

El día diez al conocer el resultado de las elecciones estuvo tan desolado y amargado, que no pudo pronunciar una idea derecha, ante sus fieles que habían venido a jalearle. Estaba tan fuera de sí por la pérdida que había sufrido, que salió sin atender al momento y a los que habían venido a adularle y lisonjearle. Sabía que había perdido y aún más, que había hecho el ridículo convocando las nuevas elecciones. Aquella noche no durmió, y la pasó pensando, que, si no daba un golpe de inmediato, se le iba todo de la mano y que tendría dimitir. Esto no podía admitir de ninguna manera. La solución que tomó fue huir hacia adelante, antes de que los otros partidos y la prensa pudiera dar un juicio del desastre que habían sido las elecciones. Con esa rápida reacción evitó la crítica y dejó descolocados a todos, tanto a los demás partidos como a la prensa, dándoles tema de discusión para que se olvidasen de la catástrofe que había padecido. Su objetivo se cumplió, pero atropelló la marcha de la sociedad, que exige un nuevo Gobierno que no destruya el Estado y asegure un régimen estable.

Ante el desaguisado que va a producir este pacto han salido los prohombres de su partido, exponiendo cómo con su actitud destruye el partido que ellos habían construido con tanto esfuerzo, y que con mucho cuidado habían dado una orientación social. El expresidente Felipe González, empezó advirtiendo que «se construye desde abajo, no se empieza la obra por el tejado», destacando que conviene «tomar en serio y de verdad cuáles son los parámetros por los que España estará en condiciones de asumir su papel y su crisis constitucional antes de que se convierta en una crisis de Estado».

Al que han seguido todos los grandes del PSOE: Rodríguez Ibarra, ex presidente de Extremadura, dice que si esto sigue adelante se marcha del partido. Joaquín Leguina, ex presidente de la Comunidad de Madrid, que Sánchez se ha metido en un enorme lio, que nos compromete a

todos los españoles, y que por no querer pagar ese lio se va a ver precisado a irse del partido. José Luis Corcuera, ministro que fue de Interior, que ha hecho un pacto inmediatamente de las elecciones, sin consultar a los órganos decisivos del Partido Socialista. Y Francisco Vázquez, alcalde que fue de la Coruña y ex embajador ante la Santa Sede, que hay un profundo disgusto en el PSOE y simpatizantes, y que con este pacto Sánchez «rompe con su propio partido, y con el pasado al pactar con un partido rupturista con la Transición, con el proceso constitucional, con el modelo de Estado y es hostil a la institución monárquica».

Falta que haga una consulta a las bases del partido, pero no parece que le vayan a corregir por la forma que tiene de actuar ante el partido, pues si alguien levanta la voz ya se puede despedir. De modo que no tienen otra opción, que quietamente dar el sí. A todo esto hay que añadir los desilusionados Emiliano García Paje de Castilla la Mancha, Javier Lambán de Aragón, y Guillermo Fernández Vara de Extremadura.

Lo grave de este pacto es que no va a ser un Gobierno para resolver las necesidades urgentes y generales del Estado, sino que se están planteando los temas más espinosos de la desintegración del Estado, por ejemplo, cuando le han preguntado a Sánchez sobre el concepto de nación, nunca ha sabido responder, porque este tema condiciona los votos de las dos Autonomías que han planteado el problema de considerarse naciones, frente a la nación española. Y por otra parte amenaza una crisis económica, y con los principios con los que quiere resolver esta materia el mismo Sánchez y, sobre todo, su socio podemita, es claro, que vamos a la destrucción de la economía del país.

En resumen, Sánchez no ha actuado con la reflexión necesaria en estos casos, sólo ha tenido en cuenta su situación personal en peligro. Debería recordar la fábula de la “gallina de oro”. La gallina cuando vivía ponía periódicamente su huevo de oro, pero al matarla para hallar el tesoro de una vez, lo que encontró fue una gallina muerta. Pactando con un partido que ya ha demostrado la capacidad que tiene de destruir una nación como Venezuela, no va a lograr el huevo de oro que podría conseguir con el esfuerzo de una sociedad dispuesta a trabajar, sino que, por el contrario, lo que va a hacer, es poner al Estado en manos de un partido que ya tiene la experiencia de cómo se destruyen las naciones democráticas.

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