Noticias de Cantabria
Opinión 11-02-2019 08:48

¿Por qué triunfa la ideología de género?

¿Es porque esta ideología defiende los derechos humanos? ¿Es porque responde a la estructura natural de la sociedad? ¿Es porque promueve un progreso de la sociedad? No. Nada de todo ello suscita esta política feminista.



El tema tiene una explicación mucho más sencilla: «Hay mucho dinero detrás de la ideología de género para provecho de demagogos». Veamos si no, los efectos que ha producido en Andalucía la actitud de Vox, que no ha planteado el no reconocer el derecho de las mujeres, sino limitar o suprimir la ayuda a tantas ONGs que teóricamente trabajan por las mujeres desvalidas, pero sólo invierten en ellas alrededor de un 3%, el resto el 97% es para fomentar los grupos de feministas partidarias de «lo políticamente correcto», y dispuestas a afirmar cualquier ideología que desestabilice la sociedad, para mantener sus privilegios.
Su actual política tiende a la colectivización, que es el objetivo de la enseñanza oficial, a la vez que cierra caminos para la iniciativa individual, que lleve a una transformación interior de la persona. Deberíamos volver a la mayéutica, esto es, a la forma de enseñanza de Sócrates, donde la reflexión personal, dentro de su esquema cultural, busque la formación. Pero evitar el cambio inducido no es fácil en este tiempo, cuando la televisión te da un pensamiento y una forma de vida hecha, intentando crear colectividades, sin capacidad de reflexión. Estos movimientos feministas son síntoma de la crisis de la individualidad que vive la sociedad, se imita lo que se anuncia y se mata toda creatividad, iniciativa y aun la conciencia.
Esta situación privilegiada, que se les ha dado a los grupos feministas, trata de imponer un pensamiento único y exigen solidificar la estructura estatal, con mayor intervención política con leyes coactivas. Si se observa sus reivindicaciones son repetición de las mismas consignas, su pensamiento es estático, incapaz de cualquier reflexión introspectiva, su acción no supera la presión social, y ser órganos de propaganda. Su fuerza se reduce a causar miedo y dar sensación de inestabilidad. La violencia es para estos grupos una eficaz arma, frente a su incapacidad de gestión y prueba de frustración. Pero están convencidas de que la culpa de sus fallos la tienen los demás, y les señalan como responsables de todos los males. Su ideología es naif, no ha pasado de la adolescencia, muestran formas inmaduras de comportamiento, donde preponderan las emociones, sin capacidad para pensar y contrastar lo que es la realidad de la sociedad.
Prototipo de este círculo es la vicepresidenta del gobierno Carmen Calvo, quien se ha despachado con el esquema maniqueo de «hombre malo y siempre delincuente» y «mujer buena que siempre dice la verdad». El hombre es causa de todos los males, mientras la mujer una inocente, irresponsable, como una menor de la que se abusa. Mientras esta ideología estuvo en la teoría, se escuchaba como quien siente llover, pero ahora que se ha introducido esta teoría política feminista como materia de enseñanza en las escuelas, llega a ser preocupante. Las familias empiezan a rechazar esta ideología, y son las madres, mujeres maduras, las que primeramente quieren echarla atrás, pues sí quieren que sus hijas disfruten de iguales derechos que los chicos, objetivo que se está consiguiendo, pero les resulta duro que sus hijos sean discriminados y señalados como malvados.
Frente a la ruina social que está produciendo esta ideología, desde diversos ángulos están surgiendo respuestas, ya desde el campo de la política claramente Vox, y de otras áreas de orientación religiosa, social y filosófica, donde se comprenden desde gente común a intelectuales, conscientes que tienen que poner coto a esta desviación del pensamiento, ante todo lo que está en juego. Se trata de personas que están tomando conciencia del atropello que supone esta política, con reducción de los derechos del ciudadano normal que no entra por estas horcas Caudinas, del espíritu totalitario de los partidos de izquierda.
Detrás de esto se ocultan muchos intereses particulares y mucho dinero, bajo esta ideología de género se tapan beneficios de demagogos superficiales, que han llegado a constituir partidos políticos, y que se llenan la boca de palabrería, y sin ninguna ideología digna de consideración, pero reciben subvenciones de muchos modos. Saben en estas circunstancias rodearse de un discurso buenista y pacifista, cuando su actitud e ideología ha sido de guerra abierta y con negación de la existencia de todos los que no piensen como ellos, para ello existe todo tipo de huelga, crispación, escraches, brotes de antipatía y muestras de odio.
Modelo de demagogia que tenemos en el discurso que estos días ha tenido Pedro Sánchez ante su público adicto con grandes aplausos. Dentro de su arenga, cuando no se atreve a enfrentarse al dictador venezolano, vociferaba que Maduro no es de izquierdas porque es un tirano, un dictador, y lo repitió varias veces. Entonces que hace Zapatero apoyando a u tirano, y de donde son los de Podemos, sus principales colaboradores, que lucen de haber programado y asesorado el chavismo, y que defienden a Maduro ante la tormenta que está cayendo sobre la situación de Venezuela, y dónde están refugiados tantos de ETA, con cuyos socios de Bildu pacta en el País Vasco. Al menos podía escuchar a su compañero de partido Alfonso Guerra, que por esos mismos días decía que las dictaduras de izquierdas llevan a la ruina de las naciones, mientras que una dictadura de derechas, como la de Pinochet, salvó la economía de Chile.
 

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