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Opinión 28-05-2018 14:10

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Dos mujeres cultas en la Corte de los Reyes Católicos

Mujeres cultas y bien aceptadas ha habido siempre. Beatriz Galindo con sus conocimientos de la política de Aristóteles y Platón, con seguridad influyó en la idea política de la creación del nuevo estado por los Reyes Católicos. Por su parte Luisa de Medrano, llegó a enseñar desde una cátedra, entonces muy valorada de cánones, en la Universidad de Salamanca.

Los días 21 y 22 de mayo se ha celebrado, dentro los actos del octavo centenario de la Universidad de Salamanca, el IV Encuentro de Rectores, Universia, 2018. Con este motivo voy a recordar a dos mujeres, que llegaron al más alto grado de consideración por el valor de sus estudios, y son desconocidas para los movimientos feministas de estos tiempos. Estudiaron en la Universidad de Salamanca y una de ellas llegó a ser catedrática en esta Universidad a principios del siglo XVI, se trata de Beatriz Galindo y Luisa de Medrano.

Cuando fui a vivir a Madrid, me extraño que en la calle Goya hubiera un Instituto de Segunda Enseñanza, como se llamaban entonces los centros de Enseñanza Media, es decir, de estudios de humanidades, con el nombre de Beatriz Galindo, donde era catedrático de Lengua y Literatura el gran poeta cántabro Gerardo Diego, y donde no era fácil aprobar con él, porque no pasaba los exámenes que tuviera más de dos faltas de ortografía. ¡Casi como ahora, donde ya ni se considera la ortografía! Me intrigó ese nombre e hice algún estudio del personaje, y resultó que era una mujer del siglo XV, y de una gran altura cultural.

La época de la historia de España que le tocó vivir fue de las más importantes para esta nación. En esos momentos Beatriz Galindo, denominada «La Latina», escritora y humanista, estuvo junto a la reina Isabel la Católica como asesora por su ciencia y conocimientos, aun políticos, en los momentos de crear el Estado español.

Beatriz Galindo nació en Salamanca hacia 1465, pertenecía a una familia de linaje hidalgo, venida a menos. Pretendía entrar en un claustro conventual, y por este motivo sus padres decidieron que se instruyera en el conocimiento del latín, para utilizar esta lengua en los oficios religiosos. Nuestra protagonista avanzó tanto en el estudio, que con escasos años ya mostró innatas dotes para el aprendizaje de idiomas, leía a los clásicos griegos y latinos en su lengua original y se expresaba con inusitada fluidez, de modo que superaba a muchos eruditos y aún a sus catedráticos de la Universidad. La fama de sus estudios se propagó pronto no sólo por Salamanca, sino por todo el reino, y vino a ser conocida como «La Latina» por los conocimientos de esta lengua.

Era experta en textos latinos y griegos, consagrando especial atención a Aristóteles, que lo leía en su lengua original, sobre todo sus libros de ética y política. Seguramente estudio con Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana, y uno de los hombres más cultos de su tiempo.

En 1486, cuando contaba 21 años, le llamó Isabel la Católica para preceptora de los estudios de sus hijos: el Príncipe Juan, y las infantas Juana, María, Isabel y Catalina. Era un tiempo en el que ser culto era muy importante, y la reina católica quería dar la mejor educación a sus hijos. Para esta misión fue llamada Beatriz Galindo, y así pasó a engrosar el número de personas sabias que estaban junto a la reina, sirviendo de asesora en delicadas situaciones, y acompañándola en los cambios de la Corte por las diversas regiones.

Casó con Francisco Ramírez, Oficial de Artillería, que había dado muestras de valencia y fidelidad a los reyes, en tiempos de la toma de Granada, el hombre era viudo, la unión duró diez años y del que nacieron dos hijos, Fernán y Nuflo. Cuando murió su marido quedó en la corte a petición de la reina, sus hijos murieron muy jóvenes antes que ella, y en 1405 con motivo de la muerte de la reina abandonó la Corte y se fue a un retiro voluntario. Siguieron años dedicados a obras de caridad, y se le atribuye la fundación del primer Hospital para Pobres de Madrid, conocido como el Hospital de la Santa Cruz. Fue una mujer repleta de bondad y amor a los demás. Su legado literario no es muy amplio, tan sólo se conservan algunas cartas en latín, algunos versos, anotaciones a textos de Aristóteles y el testamento redactado por su pluma, demostrando su amplio conocimiento de las lenguas clásicas. Al morir dejó toda su fortuna, que era considerable, a los pobres. Fue una de las mujeres más cultas de su tiempo, y se incorporó al renacer de los nuevos tiempos de la modernidad. Una mujer como tantas otras que abrió las puertas a otras mujeres para gloría de la feminidad. Por ella uno de los barrios más castizos de Madrid, se llama La Latina.

La segunda mujer Luisa de Medrano Bravo nació en Atienza (Guadalajara) el 9 de agosto de 1484, hija de Diego López de Medrano y de Magdalena Bravo. Tanto su padre como su abuelo, habitantes del castillo de San Gregorio, fallecieron durante la toma de Granada en la batalla de Gibralfaro. Por la valentía y fidelidad que habían demostrado, los propios Reyes Católicos brindaron a doña Magdalena Bravo y su hija mayor Catalina, entrar en el servicio de la reina. Con este motivo Luisa tuvo la oportunidad de conocer la Corte, y a lo mejor recibió alguna enseñanza que se daba a los príncipes. En estas circunstancias conoció a Beatriz Galindo, que le formaría en los estudios de latín y humanidades. Luisa en la Corte conoció los acontecimientos de aquel tiempo: la recepción del Almirante Cristóbal Colón con la noticia del descubrimiento de un nuevo mundo; vio llegar los primeros libros impresos a España y la fundación de la Universidad de Alcalá.

Por el testamento de su madre Magdalena Bravo, dictada en 1527, sabemos que Luisa había muerto para entonces, igual que su hermano Luis que fue rector de la Universidad de Salamanca, entre 1509 y 1511.

Tenía 24 años cuando sentó cátedra en Salamanca en año 1508. Cómo fue recibida por los estudiantes no podemos saberlo, sólo disponemos dos textos, que se conservan en nuestros días para probar este hecho, uno corresponde al registro de crónicas del por entonces rector de la Universidad Pedro de Torres, donde hace constar: «A.D. 1508 die 16 Novembris hora tertia legit filia Medrano in Catedra Canonum» (En el Año del Señor. El día 16 de noviembre leyó la hija de Medrano en la Cátedra de Cánones).

El otro testimonio es del ilustre humanista italiano y catedrático en Salamanca Lucio Marineo Sículo, que nos legó la mejor imagen de ella. En su obra Opus Epistolarum (Valladolid, 1514) refiriéndose a ella dice: «La fama de tu elocuencia me hizo conocer tu gran saber de estudios antes de haberte visto. Ahora, después de verte, me resulta aún más sabia y más bella de lo que pude imaginar, joven cultísima. Y después de oírte me ha causado gran admiración tu saber y tu adornada oratoria, sobre todo tratándose de una mujer llena de gracia y belleza, y en plena juventud… Te debe España entera mucho, pues con las glorias de tu nombre y de tu erudición la ilustras. Yo también, niña dignísima, te soy deudor de algo que nunca te sabré pagar… Eres en España la única niña y tierna joven que trabajas con diligencia y aplicación no la lana sino el libro, no el huso sino la pluma, no la aguja sino el estilo…».

Mujeres cultas y bien aceptadas ha habido siempre. Beatriz Galindo con sus conocimientos de la política de Aristóteles y Platón, con seguridad influyó en la idea política de la creación del nuevo estado por los Reyes Católicos. Por su parte Luisa de Medrano, llegó a enseñar desde una cátedra, entonces muy valorada de cánones, en la Universidad de Salamanca. Es la primera mujer de la que tenemos noticia que fuera catedrática de Universidad, y muestra que en esta Universidad nada obstaba a que estudiasen mujeres en sus aulas, y aún más, que ocupasen cátedras. Lo que las llevó a tan alto grado de consideración social, no fueron extrañas ideologías de género que no llevará a mejorar la condición de la mujer, sino el esfuerzo y la capacidad.

No necesitaban las mujeres en otro tiempo de los actuales movimientos feministas, con tan grandes subvenciones, para tener prestigio. Triunfaban por sus estudios, méritos y personalidad.

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Comentarios(2):

Cuantico - 29-05-2018

Esto a l@s progres de hoy dia no l@s interesas que se sepa (sento catedra en Salamanca)

PAD - 28-05-2018

Magnífico, erudito e ilustrado artículo, Juan. Además, una excelente lección a las seudo feministas de salón, que abundan por estos lares...