Noticias de Cantabria
El criticón 16-01-2019 22:56

“Ito, ito, mi niña tiene pito, oño, oño, mi niño tiene coño”

Pedro Arce Díez.- Cuando uno estudia y analiza la Historia, la historia de los hechos reales no la historia que algunos quieren falsificar, se llega a la conclusión de que una buena parte de la izquierda de este país no es democrática, no respeta los resultados electorales y tiene unos tic dictatoriales…

 

Algunos comentarios, hace ya más de un siglo, de Pablo Iglesias eran bastante distantes de lo que es la democracia (“…debemos comprometernos para derribar ese régimen. Tal ha sido la indignación por la política del gobierno del Sr. Maura en los elementos proletarios que nosotros hemos llegado al extremo de considerar que antes de que S. S. suba al Poder debemos ir hasta el atentado personal”, Diario de Sesiones de 7 de julio de 1910); la actitud y los hechos de Largo Caballero (“Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor ha de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra Civil declarada” y también nos dejó esta otra perla: “La clase obrera debe adueñarse del poder político, convencida de que la democracia es incompatible con el socialismo, y como el que tiene el poder no ha de entregarlo voluntariamente, por eso hay que ir a la Revolución”) y otros líderes del PSOE en aquella Revolución de 1934, también dista mucho de lo que es la democracia.

Y algunos ya habíamos pensado que el viejo o el nuevo PSOE estaba inmerso en lo que es la democracia; pero me parece que no. La última actitud es que el PSOE, al perder las elecciones andaluzas, ha decidido hacer un escrache a los ganadores de las mismas y así han llevado a los hooligans en autobuses a rodear el parlamento andaluz e intimidar a los ganadores de las elecciones, en una actitud claramente antidemocrática y fascistoide.

También han llevado a

..las feministas de salón, alentadas por Susana Díaz y temerosas de perder el chorro de subvenciones, para que chinchen a Vox con cánticos tan ridículos como este: “Ito, ito, mi niña tiene pito, oño, oño, mi niño tiene coño”.

¡Esperpéntico lo de estas defensoras de Susana Díaz!

Y el último día de la investidura, han rodeado el Parlamento de Andalucía los del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) con el podemita y “demócrata” Diego Cañamero al frente, aunque la siesta les ha jugado una mala pasada y han llegado un poco tarde.

Andalucía nos acaba de mostrar que la izquierda no digiere bien las derrotas, dado que cree que Andalucía era su cortijo particular y exclusivo; algo parecido sucedió durante la Segunda República que consideraban que era exclusivamente de ellos. La izquierda siempre habla de inclusión y practica la exclusión.

Es decir, la izquierda tiene un mal perder y cuando pierde las elecciones en las urnas, busca conquistar la calle, en una actitud claramente antidemocrática y totalitaria. Por eso no es extraño que una gran parte de la izquierda de España, no solo del PSOE, sino también de Podemos y algún otro grupo ideológicamente desperdigado, les fascinen las dictaduras de izquierda, como la cubana, la venezolana, la boliviana, la nicaragüense, la de Corea del Norte o

la de Irán, por poner ejemplos de nuestros días. Lógicamente, aborrecen las dictaduras de sesgo derechista.

Y esta es la diferencia con los auténticos demócratas:

a) Que respetan los resultados electorales

b) Que abominan de todas las dictaduras, sean del signo ideológico que sean, cubana, franquista, hitleriana, chilena o venezolana

Y por ello se entiende históricamente que el Frente Popular, tomase el poder antidemocráticamente tras las elecciones de febrero de 1936, después de practicar un “pucherazo” en muchas provincias, sin haberse escrutado todos los votos y recientemente nuevos estudios históricos y rigurosos lo han dejado al descubierto. Hasta el propio presidente del consejo de Ministros, Portela, dimitió en estos días de agitación callejera, así como varios gobernadores civiles, pues los grupos revolucionarios se habían adueñado de las actas, de la calle y de las instituciones… Niceto-Alcalá Zamora lo denunció, pero a Manuel Azaña le sirvió para encumbrarse en el poder y desplazarle.

Y de aquellos hechos, así como de la Revolución socialista del 34, ya sabemos cómo acabaron los españoles de aquellos infaustos años, nuestros padres y abuelos, enfrascados en una guerra civil, a la que los dirigentes, de uno y otro bando, les llevaron, para dejar un reguero de sangre, enfrentamiento, pobreza y miseria.

Y esto quizás explique el por qué una gran parte de la izquierda de este país sigue obsesionada por el pasado más execrable de nuestra Historia;

quiere volver a resucitar los viejos odios, quiere desenterrar al dictador, quiere restregar el odio y el rencor de media España a la otra media.

Muchos ya habíamos pensado que la Constitución consensuada de 1978 suponía cerrar ese pasado oscuro de nuestra Historia y abrirnos a la democracia plena y a un futuro esperanzador, que nos ha permitido cuatro décadas de paz, prosperidad y progreso, porque “la concordia fue posible”, como nos dejó plasmado Adolfo Suárez, un gran demócrata.

Es lamentable que algunos sigan hurgando en las heridas del pasado para generar tensión en el presente; sólo los historiadores deben analizar, valorar y obtener conclusiones de lo que hicieron nuestros antepasados, a quienes debemos máximo respeto.

La izquierda siempre habla de inclusión y practica la exclusión.

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