Noticias de Cantabria
15-02-2018 10:00

Sera

¡No puede ser!... Esta fue la contestación matutina a una mala noticia. Me comunican que Serafín Fernández Villazón, Sera para los muchos amigos que se había granjeado, había fallecido repentinamente, a temprana edad y con una salud que parecía espléndida; yo sabía que en los últimos días le asaltaba alguna preocupación.

Yo conocí bastante bien a algunos miembros de su familia; era yo un niño cuando mi padre me hablaba de un taller de bicicletas que Serafín, el padre de Sera tenía en Barreda y me hablaba de aquellos difíciles años de postguerra de que era un ejemplo de trabajo, esfuerzo y pundonor, como buen deportista que había sido y que nunca se apeó de la bicicleta, como todo Torrelavega conoce.

Más tarde, en la época en que viví en Torrelavega, pude comprobar el esfuerzo e ingenio de Serafín y toda su familia para crear los primeros almacenes de la región, algo que hoy nos parece muy normal; y en esta empresa, Sera fue un puntal importante, el alma de la misma, gracias a sus estudios de Dirección de Empresas y a su dedicación y sentido común. Pude comprobar en aquellos tiempos, la generosidad para cualquier actividad cívica que se le ofreciese y, por ejemplo, aún tengo fresca en la memoria aquel exquisito cocido montañés que en el año 1980 nos ofreció en sus almacenes de los soportales, para los visitantes de Rochefort y sus acompañantes de Torrelavega, más de un centenar de personas, en el primer encuentro de Joven Cámara con la ciudad francesa, que después ha devenido en una relación que aún se mantiene viva. Me hubiera gustado que este acontecimiento, plasmado en un libro sobre la Joven Cámara que el Ayuntamiento de Torrelavega es renuente a publicar, hubiera supuesto un homenaje diferido a Sera, a su padre y a toda su familia; espero que su esposa y demás familia vean algún día plasmado esto que cito y que quizás Sera lo observe sonriente desde el más allá.

Cuando le llegó la edad de jubilación, Sera no dejó de crear, participar y ayudar en todas aquellas empresas que se le pusieran por delante, fueran deportivas, sociales, culturales, políticas o de cualquier tipo. Estaba claro que la educación que había mamado en su familia le sentó muy bien.  ¡Y esto se lo reconocemos todos los que hemos estado en los últimos años cerca de él!.

Era un gran lector, un magnífico escrutador de la realidad que le rodeaba e, incluso, hizo sus pinitos literarios en cuantos medios se le ponían por delante y en los últimos años he tenido ocasión de disfrutar con sus acertados puntos de vista, más realistas que críticos; esta actividad literaria le llevó a integrarse en la Sociedad Cántabra de Escritores, de la que era su Secretario desde las últimas elecciones. Y en esta actividad, el trabajo suyo, era concienzudo persistente y responsable, siempre al servicio de todos sus asociados, que a buen seguro le vamos a echar en falta, pues nos ha dejado huérfanos, muy huérfanos...

He estado en el día de hoy en Torrelavega y he podido constatar la conmoción e incredulidad ante esta noticia de muchas personas con las que he hablado; también he comprobado cómo cientos de personas se han acercado hasta la capilla ardiente instalada en el Tanatorio del Asilo de Torrelavega, para testimoniar el pesar por su fallecimiento a la familia.

Torrelavega y Suances, pues allí vivía y allí se celebrará el funeral, han perdido a un gran emprendedor, a un gran trabajador, a un hombre joven y bueno en toda la extensión de la palabra. ¡Descansa en paz, Sera!.

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