Noticias de Cantabria
29-05-2017 12:00

Reflexión a la vuelta de pedro Sánchez

La vuelta de Pedro Sánchez es objeto de temor y preocupación, no sólo para los partidos de la oposición, sino especialmente para muchos miembros de su partido. Basta ver la reacción de Corcuera, y de otros que no han tenido tanto valor.

Por ello, aunque no me vaya a hacer caso, quiero insinuar al nuevo Secretario General del PSOE, una enseñanza de nuestro teatro clásico, que si fuera de William Shakespeare se consideraría digno de reflexión, pero como es un autor Español, no se tiene en consideración.

Después de tan largo tiempo sin secretario general del PSOE, ha vuelto Pedro Sánchez. Su vuelta ha causado miedo y confusión en la sociedad, en los demás partidos y aun en el mismo PSOE. Su anterior salto a la política, promovido con alborozo por los líderes del partido, pronto con sus líneas de actuación, se trucó en recelo y pavor.

Y ahora con esfuerzo propio ha vuelto con el voto de los militantes. Visto, cómo han sucedido los hechos, me ha llevado a pensar: que le vendría bien considerar la figura de Segismundo de la obra de don Pedro Calderón de Barca, «La vida es sueño».

Con el favor de los miembros más influyente Pedro Sánchez entró en la Secretaria General del partido en una primera ocasión, y me recordó a la actitud de Segismundo, cuando su padre quiso probarle:

«¡Válgame el cielo que veo!

¡Válgame el cielo que miro!... »

«¿Qué tengo más que saber,

después de saber quién soy,

para mostrar desde hoy

mi soberbia y mi poder? »

Por esta vía marchó su primer mandato. Si no compárese con el eslogan que repitió contantemente: «No es no, y qué parte del no es el que no se entiende». Que en lenguaje clásico decía Segismundo:

«A mí

todo eso me causa enfado.

nada me parece justo

en siendo contra mi gusto….»

«Nada ha sido,

Aun hombre que me ha cansado

Desde el balcón le he arrojado. »

No le importó el que perdiese muchos votos en la primera elección, y que fueran peor en la segunda. Sabía que tenía poder para bloquear al Gobierno, y lo utilizó sin consideración alguna al pueblo. Así tuvo paralizado la gobernabilidad durante casi un año, hasta que lo dirigentes del partido le pusieron en un brete, y en lugar de hacer una reflexión, dio un portazo y se marchó, para preparar una nueva campaña.

Y a tal límite  llegó su posición que causó la crisis de su partido, y hubo que nombrar una Gestora, que proveyera mientras se nombraba un nuevo Secretario General.

Reducido a su retiro como Segismundo, comenzó una fuerte campaña para su vuelta, y ha vuelto. En este segundo momento le aconsejaría que reflexione con Segismundo, cuando las voces del pueblo le vinieron a despertar de su sueño para ser rey:

«A reinar fortuna vamos,

No me despiertes, si duermo,

Y si es verdad, no me duermas:

Mas sea verdad o sueño,

Obrar bien es lo que importa;

Si fuere verdad por serlo;

Si no por ganar amigos

Para cuando despertemos.»

No sé el programa de Pedro Sánchez, pero según la prensa no tiene buen cariz: «anuncia que purgará a los barones de la ejecutoria». No asoma, hasta hora, ninguna esperanza del cambio.

Le propongo, una vez sentado en el despacho de la Secretaría General, antes de que empiece a actuar, una profunda reflexión y un cambio, como Segismundo cuando el pueblo le fue a buscar para proclamarle como hijo del rey. El poder no es para la persona que lo ostenta sino para el pueblo. Al final, para el que lo obtiene es un simple deber, y es conveniente considerarlo como un sueño.

 

La política no es una ilusión del dirigente, sino las necesidades de los ciudadanos, si actuamos con soberbia e incomprensión, en un mayor o menor grado caminará hacia la tiranía, si se atiende a la realidad del pueblo se andará por la vía de la democracia, que tiene tres ideas claves: dignidad de la persona, igualdad de todos y libertad. Ideas que en «lo políticamente correcto» no se respetan ni guardan.

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