El dinosaurio amarillo

     Pues bien,  se paseaba nuestro amigo por gran parte de las carreteras de su país, en un sin fin de idas y venidas, haciendo felices a cuantos le veían.

     Se ganaba la vida nuestro entrañable amigo transportando pasajeros en su largo caminar, y esta actividad le resultaba rentable, llegando a tener incluso convenio colectivo propio.

     Todas las personas con las que colaboraba, se sentían muy a gusto con él, ya que, era un amigo muy peculiar, era exigente en la selección de sus colaboradores, pero una vez  que comenzaban, se quedaban hasta su jubilación, haciéndoles sentir durante todo ese tiempo, que su labor contribuía a su saber hacer, sintiéndose siempre sus colaboradores a gusto y en una gran familia, en un ambiente idílico.

     Un mal día y en pleno puente vacacional, nuestro amigo dinosaurio desapareció, y todos cuantos le conocían, se sintieron apenados. Reinó una gran confusión y desconcierto esos días entre todos, colaboradores y pasajeros.

     Muchos se quedaron a trabajar haciendo lo mismo de siempre pero con otro transportista de viajeros, un gigante, con un estilo de trabajo diferente, en el que sentían que no encajaban, acostumbrados al color amarillo de sus camisas, y al saber hacer de nuestro amigo, se daban cuenta de que con su nuevo colaborador no era igual. Otros se vieron forzados a irse, porque no había sitio para todos, ya que este gigante, tenía sus propios colaboradores, incluso dos colaboradores de nuestro amigo "Conti", ante la nueva perspectiva y por principios dimitieron.

    Este gigante, tenía sus propios planes, era muy emprendedor,  y pretendía unificar el transporte de pasajeros.

  Los gobernantes de ese país, no se sabe aún porqué, seguramente tenían sus razones, aunque verdaderamente no sabemos cuales, dejaron que nuestro amigo "Conti" desapareciese, permitiendo a unos extranjeros adquirir al gigante y absorbiendo además el servicio que venia realizando nuestro amigo. Los extranjeros le dieron la gestión de todo al gigante creando así lo que parecía un monopolio del transporte de viajeros. Así fue como nuestro amigo "Conti" se extinguió y con él desapareció su legado paz y armonía.

    Los pasajeros, en su mayoría también se resintieron, ya que les gustaba el servicio de nuestro amigo “Conti”, y después de tanto tiempo que llevaban viajando con él, estaban acostumbrados a identificarle por su color amarillo, y les gustaba la seguridad que les daba, ya que siempre tenía atenciones, y cuando estaba lleno, buscaba la manera de llamar a algún amigo para hacer otro viaje y no dejar a nadie en tierra y sin billete.

    Muchos pasajeros al desaparecer nuestro amigo, buscaron otros medios de viajar, otros se quedaron haciendo un sin fin de reclamaciones.

    Esto, pasó hace algún tiempo ya, y hoy en día los antiguos colaboradores de nuestro amigo “Conti”, siguen extrañándolo, cuando hablan de él lo hacen con afecto, haciendo sentir al que lo oye una gran melancolía.

    Espero haber retratado con claridad y fidelidad una conversación, que tuve con un amigo que también conoció a “Conti” nuestro "dinosaurio extinguido", desde aquí le envío un saludo a todos los colaboradores de nuestro amigo, por haberme hecho sentir en familia el tiempo que duró.