Noticias de Cantabria
16-10-2016 10:04

El C.E.S

Los Consejos Económicos y Sociales a menudo sirven para paliar ese déficit democrático. La otra cara de la moneda es quien quiere gobernar solamente a través de los intereses y los mecanismos de sus propios partidos.

 

 La decisión del parlamento de Cantabria de reponer el Consejo Económico y Social ha abierto especulaciones y debate y en relación con ello me parece oportuno efectuar algunas consideraciones.

 

Generalmente la mayor crítica que se hace, es el coste y eso tiene una respuesta evidente. El coste económico será el que se quiera. Dependerá básicamente de la estructura que se le quiera dar y de las funciones y competencias que se le atribuyan.

 

Los Consejos Económicos y Sociales tanto en España cuanto al resto del mundo, porque es una institución que se da en casi todos los países democráticos, tiene distintas estructuras y funciones. Los Consejos Económicos de las distintas comunidades autónomas españolas se encuentran en la misma situación. Les hay con amplitud de funciones y generosidad de medios y también justo lo contrario.

 

Lo más importante de un Consejo Económico y Social es que constituye un medio de comunicación de una parte importante de la sociedad con las estructuras políticas de representación parlamentaria y de gobierno. Parte del agotamiento de nuestra democracia seguramente se ha producido por la escasa representación ciudadana al margen de los partidos políticos. Los Consejos Económicos y Sociales a menudo sirven para paliar ese déficit democrático. La otra cara de la moneda es quien quiere gobernar solamente a través de los intereses y los mecanismos de sus propios partidos.

 

La idea de que en una sociedad sólo se va a las instituciones políticas a ganar dinero, es absolutamente errónea .  Es más, me atrevo a pensar que lo último que se les ocurre alguna de nuestra mejor gente y de nuestras instituciones es que la finalidad de su participación en las mismas tenga que ser retribuida. Pongo como ejemplo al Colegio de Abogados, que tiene representantes en numerosos organismos públicos, y que su asistencia es por conciencia del deber ciudadano, lo mismo que el resto de los colegios profesionales en los que los miembros de las juntas participan en los mismos y en las instituciones por un sentido del compromiso público. Y lo mismo me atrevo a decir de innumerables asociaciones y organismos de representación social en los que los miembros que los componen lo hacen movidos exclusivamente por el compromiso correspondiente.

 

Una de las críticas que recibió el anterior CES de Cantabria, era el elevado coste de su sede. Y estoy de acuerdo, pero no se trata de criticar el pasado sino de adaptarse al presente y al futuro. La mayor parte de los edificios públicos están vacíos por las tardes y lo mismo sus salas de reuniones. Las salas de juntas de cualquier consejería, colegio profesional y de la Universidad, también están generalmente cerrados por la tarde y pueden servir para efectuar las reuniones. Los consejeros del CES generalmente se reúnen fuera de las horas ordinarias de trabajo porque tienen trabajos y profesiones al margen del mismo, sin perjuicio de que su pertenencia tenga que ser o no compensada.

El correo informático hoy ha sustituido al correo postal y las bases de datos han sustituido a los archivos de papel. Empezamos a vivir en una sociedad de coste marginal cero y va siendo hora de que aprendamos a saber su significado real.

 

La evaluación del personal administrativo que tuviera que atender al organismo debería ser en función de sus necesidades, que no son otras que las funciones atribuidas. Nada impide que el personal de la propia administración e incluso de alguno de los colectivos con representación en el organismo pudiera atender las tareas en función un de las competencias atribuidas al mismo, sin perjuicio de la compensación que procediere cuando hubiere lugar a ello.

 

La representación en el Consejo debe de ser de aquellos, colectivos, instituciones, agentes sociales, asociaciones y cuantos sectores sociales necesiten estar representados y ser oídos en la toma de decisiones públicas y sobre todo puedan aportar algo en beneficio de la sociedad. En mi opinión la Universidad, los Colegios Profesionales, los Agentes Sociales, las asociaciones representativas de intereses generales y cuantos individual o colectivamente merezcan ser oídos tienen que tener cabida en el organismo. No digo quién y cuándo debe ser miembro puntual o permanente en el mismo, lo que digo es que la participación y la democracia se profundiza escuchando a quien tenga que ser escuchado y dejando hablar a quien tenga algo que decir. Evidentemente con los filtros que correspondan.

 

Creo que las ideas anteriormente esbozadas pueden servir para desarrollar un Consejo Económico y Social que atienda y satisfaga las inquietudes y necesidades de un amplio sector de la sociedad que hoy se ve insuficientemente representada y defendida por la organización política instrumentalizada a través de los partidos políticos.

Evidentemente esto no es más que un esbozo de ideas que pueden servir para pensar de una forma distinta.

Javier Gomez-Acebo presidía el Consejo Económico y Social cuando fue suprimido.

Sé el primero en comentar