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Opinión 01-03-2018 07:00

Las playas de la escollera

La construcción de dos grandes escolleras en el entorno de la playa de la Magdalena a muchos Santanderinos y forasteros nos tiene revueltos. Como fórmula de debate y esclarecimiento se celebró el día 9 de marzo una mesa redonda en el Colegio de Arquitectos, en la que ingenieros del Instituto Hidráulico y otros profesores y ponentes explicaron algunas de las características de las obras.

Los ingenieros del Instituto hidráulico aclararon que ellos habían efectuado distintos estudios en los que ofrecían soluciones a las consultas efectuadas sobre la dinámica de la arena en la playa de la Magdalena, pero que no eran los autores del proyecto en ejecución. Básicamente las propuestas habían consistido en cuatro posibles actuaciones: Primera dejar a la naturaleza seguir su curso. Segunda reponer anualmente la arena que eventualmente pudieran llevarse las mareas y temporales. Tercera construir dos espigones. Cuarta construir tres espigones. Los autores del estudio indicaron ventajas e inconvenientes desde el punto de vista estrictamente de su disciplina de unas y otras soluciones.

El conjunto de los intervinientes destacó la necesidad de abordar el problema de las playas como un problema de conjunto de la bahía y puerto de Santander que se ve afectada por las tomas parciales de decisiones y no como actuación en su conjunto. Destacaban los técnicos que el crecimiento del arenal del Puntal en más de 400 m durante los últimos 20 años originaba algunos de los problemas que se detectaban en la playa de la Magdalena, al actuar dicho puntal como dique frente a esta.

En las más de dos horas de debate no se pudo o supo entrar en algunas de las consecuencias que esta obra implica como es la que a continuación expongo.

Nuestros tribunales de justicia están hartos de dictaminar que las cosas son lo que define su esencia o naturaleza, y no lo que las partes denominan. Escribo esto porque la realidad que encubre el proyecto es la construcción de dos playas artificiales alterando la fisonomía existente mediante un feroz impacto ambiental, que es de lo que se ha venido hablando y escribiendo. También destruyendo ese hábitat medioambiental irrepetible e incomparable que teníamos en el roquedal que se encuentra entre la isla de la Torre, el Campo de Polo y el embarcadero de la propia playa, enterrado hoy bajo el espigón. Debajo de donde también se encuentra los restos arqueológicos de los muelles que dieron lugar a considerar que “Portus Victoriae” era el puerto de Santander, en debate que continúa abierto.

Decía más arriba que las cosas son lo que son y no lo que las partes denominan. En en la resolución de impacto ambiental de 10 de febrero de 2016, B.O.E 23 /02/16, explicando el proyecto se dice: “para la configuración de equilibrio final en la playa Pantalán /Bikini se necesitarían unos 48.000 m³ de arena… El promotor ha comunicado que una vez efectuados los cálculos de cierre del proyecto la playa Pantalán /Bikini es necesitará 52.510 m³ de arena”. Aunque lo llamen estabilización se trata de la construcción de una nueva playa mediante el aporte de esos 52.510 m³ de arena, procedentes de distintos dragados y de la propia playa (y aquí recuerdo que hace unos años el relleno en la playa de la Magdalena se efectuó con arenas traídas de la marisma de Treto/Laredo). Para justificar este relleno el promotor hacía constar que en el estudio bionómico efectuado en la bocana del puerto,” solamente existen comunidades pioneras y oportunistas como el cangrejo ermitaño, el bivalvo filtrador y en menor medida el erizo de arena”. Aprecie el lector que el estudio bionómico se hace en la bocana, pero no en el roquedal, en el que santanderinos y forasteros sabemos que siempre ha habido un vergel de especies, como todos los niños de Santander hemos podido apreciar, acompañados o sin acompañar durante varias generaciones. En mi opinión, el estudio bionómico no se ha efectuado para no evidenciar el grave atentado medioambiental que este vertido supone. Fundo mi opinión en que la propia resolución en su apartado cuarto señala: “que el vertido de materiales supondrá, por un lado, la puesta en suspensión de materiales finos que obturarán opérculos y obstaculizaran la fotosíntesis y por otra supondrá un impacto directo por ocupación permanente sobre la fauna y vegetación, afectando de forma indirecta a las comunidades pelágica es que interactúan con las especies bentónicas”. El significado real es que aun cuando se dice cual es el resultado del análisis bionómico de la bocana de la Bahía, se oculta, pero se sabe, no nos puede caber la menor duda, la realidad bionómica del Roque da, que quedará anegada y desaparecerá toda la vida biológica del mismo, tanto en las comunidades fijas y semifijas, algas anemonas, moluscos, bivalvos etc, cuanto pelágica es como el plancton aves y peces.

Decía más arriba que las cosas son lo que son y no lo que las partes denominan. Con este vertido no se va a restaurar, ni a preservar, ni a conservar una playa, sino que con los 52.510 m³ de arena se va a anegar el Roquedal. No me cabe la menor duda de que si en el proyecto se hubieran utilizado las palabras correctas y dicho claramente lo que de verdad se iba a hacer, en ningún caso, por poderosa que sea la mano que mece la cuna, esto se hubiera aprobado, pues los hechos que se están acometiendo pueden ser constitutivos de un grave atentado ecológico, tributario de ser calificados como delito medioambiental, que esperamos sea depurado.

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Comentarios(1):

Nani - 22-03-2018

Extraordinario artículo para denunciar la barbarie de estas escombrera en uno de los paisajes más bellos del mundo,