Noticias de Cantabria
05-01-2011 23:21

¿Propaganda Nazi?

Para finalizar con el asunto, les dejaré con una frase de Hitler bastante adecuada para el asunto que nos ha traído hoy aquí: “En cuanto vuelva la paz suprimiré el tabaco.

Mi nombre es Martín Cid y hará seis meses que vio la luz mi libro Propaganda, Mentiras y Montaje de Atracción. Sé que es de mal gusto hablar del libro de uno, es por ello que me basaré en las más recientes declaraciones de los más recientes polemistas para que comprendan algo de mi libro:

Reverte ve similitudes entre la ley antitabaco y el nazismo: http://www.lavanguardia.es/salud/20110104/54098024275/perez-reverte-ve-similitudes-entre-la-ley-antitabaco-y-el-nazismo.html
El Alcalde de Valladolid en El Adelantado: http://www.eladelantado.com/noticia/castillayleon/116330/Le%C3%B3n-de-la-Riva-compara-las-delaciones-que-pide-Paj%C3%ADn-con-la-%C3%A9poca-nazi

Y es que me temo que estos dos ejemplos nos traen a la más rabiosa actualidad, esa rabiosa e histórica tendencia llamada nazismo. Liderada por Adolf Hitler, el nazismo (abreviatura de Nacional-Socialismo) era una tendencia de extrema derecha con claros tintes xenófobos que trataba de excluir a cualquier elemento en la sociedad que no cumpliera un objetivo y que no fuera útil a la nación. Se eligió a los judíos y se les estigmatizó hasta llegar a las últimas consecuencias (la llamada solución  final).
El asunto de la persecución de los judíos nos parece a día de hoy un asunto de fanatismo exacerbado (que lo es), pero fue entonces cuando descubrí las reglas para la creación correcta de la propaganda política creada por Joseph Goebbels. Fue allí cuando mi libro comenzó a tomar sentido.
Una de ellas hablaba del Enemigo Único. Así, los ciudadanos tienen que tener un único enemigo contra el cual luchar, un único enemigo sobre el que cargar las culpas y la memoria histórica. El asunto tomó tintes macabros con el asunto judío (y sobre todo, cuando se descubrió la verdad), pero funcionó a las mil maravillas para unir al pueblo alemán en el odio contra un grupo que sería a partir del año 33 (cuando Hitler ganó las elecciones) el objeto común del odio y la frustración compartida.

Que se compare el asunto de la actual ley antitabaco con la persecución de los judíos puede parecerles a algunos algo fuera de toda lógica (en meses anteriores, ya me señalaron algunas voces): lo es. No es lo mismo poner una ley contra el tabaco que matar judíos (mi raciocinio me permite llegar hasta ahí, quizás incluso un poco más), pero en lo que sí coinciden ambas leyes es en establecer un  grupo de conflicto hacia el cual cargar las iras del pueblo. Persecución y castración social fueron las primeras reacciones contra el pueblo judío como persecución y castración social serán las reacciones contra los fumadores que, permítanme, no cometen delito alguno ya que se trata de una sustancia totalmente legal.
Pero el asunto propagandístico llega aún más lejos cuando desde el Gobierno se alienta a los ciudadanos a denunciar a los fumadores para colaborar con el Estado en una especie de limpieza moral que nada tiene que ver con la religión ni con el Estado, sino con un hábito social y cultural que se realiza desde tiempos inmemoriales (incluso antes de que Colón llegase a América). Así, y de la misma manera que Hitler pretendía remodelar toda la serie de usos y costumbres del pueblo alemán creando toda una serie de nuevos rituales, los gobiernos modernos pretenden terminar con todo lo antiguo para imponer un nuevo sistema de costumbres que nada tenga que ver con el anterior.
Los elegidos, en esta ocasión, son los fumadores que, según las estadísticas, conforman aproximadamente el 30% de la población española.
Y es que, sin comparar la matanza sistemática de los judíos con prohibir el tabaco, sí se interrelacionan las dos cuestiones en el modo de empleo propagandístico: la búsqueda electoral a través del supuesto beneficio de la mayoría y el perjuicio de una minoría (por cierto, en ambos casos bastante mayoritaria).

Para finalizar con el asunto, les dejaré con una frase de Hitler bastante adecuada para el asunto que nos ha traído hoy aquí: “En cuanto vuelva la paz suprimiré el tabaco. Podemos hacer mejor empleo de nuestras divisas que destinándolas a la importación de veneno. Empezaré la reeducación por los jóvenes. Les diré: “no sigáis el ejemplo de los viejos.”  (Adolf Hitler)
¿Les suena? A mí sí.

**Martín Cid es autor de las novelas Ariza (ed. Alcalá, 2008), Un Siglo de Cenizas (ed. Akrón, 2009), Los 7 Pecados de Eminescu (ebook) y del ensayo Propaganda, Mentiras y Montaje de Atracción (ed. Akrón, 2010).

Sé el primero en comentar