Noticias de Cantabria
30-07-2010 09:00

Bassat es un dios de la publicidad

Aceptó anunciar las Olimpiadas porque le retaron a vender catalanidad. Quiso romper con el mito ibérico de la impuntualidad e inicio la ceremonia inaugural coordinando tres relojes atómicos. Pero el efecto del spot termina y la marca permanece, tanto si el cliente está a la altura del publicista, como si no. Y el tiempo ha desnudado a Cataluña.

Nada les escuece tanto como decirles que Barcelona está igual, porque saben que es cierto. El aburguesamiento es muy de corsé. Es por ese envaramiento que han llegado tarde, como la rana, que no es de Bassat. En quince comunidades autónomas se puede abortar y torear. En dos sólo abortar.

Lo de Canarias es distinto, porque allí fue un aborto antes. Pero los políticos catalanes han ido a sacar el acero de la cerviz del toro cuando Zapatero ya lo había hundido en la de las niñas. Ya no harán falta más ranas, ni se criarán los mismos toros, ni sobrevivirán tantos embriones.

En Cataluña no morirán más matadores empuñando su acero. Ni médicos empuñando el suyo salvo que el feto sea el del octavo pasajero. Por lo general los recién concebidos son menos fieros y pelean menos que los astados. Salvo en ganaderías de baronesas. O que nazcan en libertad, que es una tierra más allá de los mapas. Triunfa un stalinismo rojo prohibición. Silencio y sábanas blancas. No cerrarán los mataderos, pero hacerlo cara al público es poco burgués. Y hacerlo por derecho no es de izquierdas. Mejor con anestesia. Despacio. En silencio. Un silencio monumental.

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