Noticias de Cantabria
09-10-2009 09:00

"Der Paprikawurst"

Regreso de una estancia por tierras galas y me encuentro de sopetón con las últimas revelaciones de la trama de corrupción “Gürtel” que salpica a militantes y cargos del PP y pone en peligro el ascenso en intención de voto de los populares.

Leo, y aplaudo, que Esperanza Aguirre ha puesto expulsado del grupo popular madrileño a quienes estaban salpicados por esa lacra social que constituyen los corruptos. Pero ¿por qué en pleno siglo XXI siguen mamando de la teta de los partidos estos personajillos indeseables, corrompiendo con sus virus la vida política y mancillando las ideas que éstos defienden?

Habría que hacer un estudio sociológico sobre esta fauna que afecta por igual a la izquierda y al centro-derecha. Arribistas de poco pelo, se enganchan al carro del poder, adulando continuamente a quien se deja adular y trincando a troche y moche, más a moche que a troche, salpicando con migajas de sus botines a los tontos ensimismados que les bailan las gracias y agradecen sus “atenciones” en especies.

Tienen en común estos nuevos pícaros un inexplicable afán por mostrar abundantes apéndices capilares en su rostro o jeta.

El precursor y estandarte fue “El Patillas”, hermanísimo de Guerra, quien en su despachito de Sevilla amasaba fortuna y prodigaba favores y adjudicaciones, previo pase por caja. El PSOE lo sufrió en sus carnes y el Patillas abrió escuela, aunque alguno de sus aventajados alumnos, como Roldán, prefirió lucir calva para despistar y poner a buen recaudo en paraísos fiscales el fruto del mangoneo, eso sí, dejándose crecer una abundante barba, tipo profesor Bacterio.

Ahora, el P.P. sufre las cabriolas de “El Bigotes” y su red de corrupción, el “Don Vito” perdonavidas de tanto meapilas pepero, ensimismados en mirarse el ombligo y reírle las gracias.

Tenemos los políticos profesionales que nos merecemos (No olvidemos que somos una democracia y los elegimos nosotros) y así nos luce el pelo a los que creemos aún en un ideal. Del mayo del 68, las luchas ideológicas y la lucha de clases se ha pasado a la pelea por figurar en las listas electorales y asegurarse el coche oficial, VISA oro y asesores inútiles que rían las gracias y las ocurrencias de sus señorías. No es sorprendente que, a su sombra, haya crecido esa garrapata humanoide, a la que vulgarmente denominamos “chorizos”, prestos a levantar el puño en alto y anudarse un pañuelo rojo al cuello o a volar en las alas de la gaviota, si lo exige el guión.

Garzón utilizó  el alemán para designar la operación contra los corruptos cobijados bajo las alas de la gaviota del P.P. “Gürtel”, que significa cinto o correa en alemán, señalando indirectamente al cabecilla de la trama.

Si me lo permiten, sugiero a los jueces que, si van a utilizar la lengua de Goethe en el futuro para cifrar tramas corruptas, empleen el término “Der Paprikawurst”, que es como llaman en Berlín a nuestros chorizos hispanos.

Y en todo esto, Mariano Rajoy debería cortar por lo sano cuanto antes. Y es que el “chorizo” del Bigotes no era un chorizo de los normales, atado con el hilo de cáñamo habitual. El chorizo del Bigotes y su cuadrilla estaban atados con Correa y eso no hay navaja que lo corte.

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Comentarios(3):

paprikawurst - 16-10-2009

Siempre ha habido corrupcion lo que sucede ahora es que salen a la luz publica como setas en temporada y no sabemos para donde mirar ,tanto en PP como PSOE haberlos ailos

trasmerano II - 16-10-2009

Cayo, lo que hay que hacer es no negarla. No andar por rodeos y cogerla por los cuernos. Y Rajoy no ha sabido gestionarla, ha sido muy torpe. En cambio, Esperanza rapidamente lo solventó.

La boina del liberal - 09-10-2009

Amigo Cayo, "el patillas" es el mote de Antonio, hermano mayor de Alfonso Guerra y que falleció hace años y fue, según quienes le conocieron, una gran persona y nada tiene que ver con corruptelas. El que estuvo en entredicho y que gozó de despacho fue su hermano Juan, sin patillas y calvo casi siempre con gafas oscuras. De todos modos, antes que estos mencionados hubo otros, siempre al poder le ha rondado la corrupción. Lo que hay que hacer es atajarla o cortarla cuando comienza a manifestarse.