Noticias de Cantabria
10-07-2017 07:30

¿Quo vadis? Europa

No es la primera vez que se pregunta: ¿Hacia dónde camina Europa? Cada vez está más oscuro el camino que sigue, y se teme la amenaza de un fin no lejano.

Las reflexiones que se han hecho por mentes eminentes han caído en saco roto. Soplan nuevos vientos con privilegios para ciertas minorías, que ya han demostrado cómo se imponen con unas leyes inhumanas y discriminatorias, como son las del feminismo y el adoctrinamiento sexual. Caminamos hacia una sociedad dispuesta a alimentarse de las vaguedades y divagaciones que ofrece la constante publicidad, que está golpeando a la persona abandonada a su propia suerte. Pero hay una gran verdad, que si Europa quiere sobrevivir, tiene que volver a su tradición, de otra forma caerá en el globalismo, o será arrasada por la inmigración de otra cultura.

La tradición europea está basada en tres factores que hasta estos tiempos se han respetado, aunque haya habido desviaciones e incumplimientos. Se sabían y respetaban cuáles eran y, además, se ilustraban de modo que estaba en la conciencia de los ciudadanos.

Esta tradición nos enseñó a pensar con la lógica de Aristóteles y nos instruyó con la filosofía griega; nos dirigió en la ordenación social con el Derecho romano; y la doctrina cristiana infiltró unos principios de convivencia democrática. Estos tres elementos básicos de la cultura occidental, no sólo se les está abandonando, sino que se les está torpedeando, y anulando sus resultandos. El día que se pierdan habrá desaparecido la cultura europea.

Gracias a Aristóteles que supo sistematizar la forma de pensar de la mente del hombre occidental, hemos podido progresar en todas las ciencias y a ello se debe el avance de la sociedad, y también todos los inventos que tanto admiramos. Los cuales no son por casualidad, sino porque ha habido una sistemática que partió de su lógica, que hoy día se está dejando fuera del sistema de enseñanza.

Otras culturas a las que les adjudicamos grandes inventos, propios del Oriente, por falta de esta lógica no avanzaron en sus descubrimientos, y vivieron estancadas hasta que han entrado en contacto con Occidente y aceptado esa lógica. El mundo musulmán todavía está con la forma de pensar de la Hégida del año 622. Apenas han avanzado, teniendo grandes y poderosos imperios. Y cuando en la Andalucía musulmana salieron pensadores como Avicena y Averroes, estudiosos de la lógica de Aristóteles,  por ese camino hicieron grandes avances. Pero por ello sufrieron persecución y hasta la quema de sus escritos. Después de esta experiencia se cerraron los caminos por donde podía haber avanzado el pensamiento musulmán, y como advertimos en nuestros días permanece en el siglo VII. Y algo que no se entiende, en nuestro tiempo, encuentran el apoyo político para que trastruequen la convivencia en esta Europa.

El derecho romano nos ha enseñado a organizar la sociedad. Todavía el concepto de ley y de ordenación social está basado en ese esquema normativo, y por él se rige la actual estructura del Estado. Pero ya hay grupos y movimientos que les molesta, y les vemos salirse de ese cauce. No podemos menos de advertir el esperpento de los dirigentes de la Autonomía Catalana, se han propuesto legislar una nueva república basado en el capricho de un grupo que se ha hecho con el poder, y contando con una mayoría que se han inventado,  y amenazan, aunque creo que con poca fe, con la independencia. Una independencia a su manera, sin que tenga posibilidad del reconocimiento de las naciones. Es decir, que caen en una dictadura, donde la legislación es la voluntad del dirigente.

Este Derecho romano por sí mismo no evitó las dictaduras, pues el imperio romano tuvo mucho de poder absoluto. Quien vino a romper esos gobiernos dictatoriales fue la doctrina cristiana, que durante la Edad Media actuó como freno y limitación del poder político, al encontrarse enfrente y frenar la fuerza del poder de los reinos, por lo que nunca pudieron llegar a ser dictatoriales. Y luego cuando fue madurando la sociedad europea, con gran habilidad aquellos ilustrados del siglo XVIII, supieron asumir la esencia de la doctrina cristiana: de la dignidad de la persona por ser hijos de Dios, y por tanto todos son iguales, y como Jesucristo nos enseñó a ser libres, aunque la presentaron desnuda, laica y completamente secularizada. Pero estos principios cristianos son los principios de la democracia.

Si estas son las tres líneas base de la cultura europea, si quiere sobrevivir frente a las amenazas de dentro y de fuera, no se puede dejar llevar por disparatadas ideologías feministas y de minorías egoístas que mueven a la discriminación, sino que debe buscar su fundamento en sus propias raíces: tradición del pensamiento, de la legislación y de la fe, que son las raíces de la cultura europea.  Esta fue la ideología de los que iniciaron la idea de la unión europea Konrad Adenauer, Robert Schuman y Alcide de Gasperi. Cuán lejos está aquella primera idea de la mente de los iniciadores de la Comunidad Europea, de la de los actuales dirigentes, que caminan hacia un globalismo de fuerzas controladas por algunos financieros.

 

La experiencia demuestra que la defensa de Occidente descansa, en último término, no en la materialidad de los medios, sino en la voluntad de la gente. Y la pegunta fundamental en nuestro tiempo es: si Occidente tiene voluntad de sobrevivir, y si encuentra el coraje y la voluntad de defender y hacer vivir la civilización de Occidente que nos ha traído hasta aquí.

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