El reino de los mediocres

En estos momentos estamos observando en nuestro país una situación de esquizofrenia colectiva en las élites del poder, que me recuerda a aquella “caza de brujas” medieval, a la temible Inquisición, a las SS buscando denodadamente judíos a quienes gasear o al Senador McCarthy buscando en los EE. UU. soviéticos o comunistas. ¡Qué cosas!.

Los musulmanes suelen apedrear a sus adúlteras, homosexuales y a todo el que se les ponga por delante. Y ya Jesucristo tuvo que decirles a algunos: “Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra”.

¿Se sorprenden?. Pues, no. Debe ser un tema genético y así vemos en el ambiente escolar que a quienes despuntan, les llaman “empollones” y a veces llegan a hacerles bullyin, que era lo que antes llamábamos “acoso escolar”; por eso nos decían nuestros padres: “Tu hijo, pasa inadvertido, no te hagas notar”. Y hoy tenemos un serio problema escolar.

Pero también tenemos un serio problema político, pues todo se pasa por el tamiz de la “ética”, tal como la entiende la izquierda española, pues cuando se trata de sus problemas, que son muchos, se sienten como si estuvieran por encima del bien y del mal, se sienten superiores. Es decir, existe una diferente moral, pues la izquierda se manifiesta con una supremacía moral, mientras la derecha tiene una estigmatización histórica, por provenir del franquismo, según vociferan sus críticos, al más puro estilo fascista.

Y digo esto por todos los temas que están saliendo a la luz pública, de una prensa que magnifica o minimiza los problemas, en función de que sean enemigos o amigos; es decir, “de la cuerda”. Y aún existe el problema del llamado “fuego amigo”, que es el que proviene de los competidores en el mismo equipo y que suele ser el más rastrero y que se da en la izquierda y, especialmente, en la derecha.

Ante casos que todos tenemos en la memoria reciente (Soria, Moix,…), dónde parece que no existe delito alguno, la oposición sedienta de dimisiones, pide que dimita el Fiscal General, el Ministro del ramo, el propio Presidente del Gobierno y el mismísimo Papa de Roma. Algunos de estos podrían mirarse para sus adentros y reflexionar qué podemos hacer, por ejemplo, con uno de los dictadores más sanguinarios, como Maduro, que tiene a los de Podemos como asesores y adalides.

La política y la propia Administración se están volviendo irrespirables y quizás a dónde nos quieran llevar es a estar gobernados por mediocres, con mucha jeta, al estilo de Madrid, Cádiz, Barcelona, Zaragoza, Santiago de Compostela, etc., como pasa en el sistema escolar y en tantos ámbitos de la vida, para seguir el ejemplo de nuestros padres, “no destaques, no te hagas notar”.

Y sólo los mediocres se podrán dedicar a la vida política, a ostentar cargos de la Judicatura o de cualquier ámbito de la vida pública; los mejores, se abstendrán pues no quieren problemas y verse en la picota o en los “papeles”, aunque fuera injustamente, pues en este país ya nos hemos cargado la “presunción de inocencia” y navegamos ya en la presunción de culpabilidad, incluso con la Hacienda Pública, dónde si nos inspeccionan, estamos obligados a demostrar nuestra inocencia fiscal.