Golfos, sinvergüenzas y caraduras

Pero nada que ver con organizaciones delictivas para financiar campañas electorales o nutrir las arcas de los partidos políticos. Es curioso que esos “golfos” estuviesen afiliados al mismo partido y formasen parte de todo el clan dirigente, ya sea en Cataluña, Valencia o Madrid.  La trama actuaba con el mismo modus operandi para recaudar dinero y financiar las campañas electorales, aunque también detrajesen dinero para sus bolsillos. Al parecer los grandes financiadores entre los que se encuentran directivos de las importantes empresas, entregaban el dinero a cualquiera y no preguntaban para que se iba a utilizar. Eso sí, al mismo tiempo incrementaban el coste de las obras y pasaban las facturas al erario público, ya fuesen administraciones o empresas públicas. En fin, todo un entramado empresarial para lavar dinero, utilizar la apropiación indebida y practicar el cohecho.

Y mientras eso resulta evidente para cualquier ciudadano, sigue la maquinaria judicial su ritmo y aparecen las primeras sentencias que le dejan a uno de piedra. Vamos que evidencian que la justicia no es igual para todos y que los delitos de algunos, esos económicos o de guante blanco como se llamaron desde que yo era niño, no se miden por la misma vara de medir. Las sentencias son claras, pese a todas las explicaciones que se quieran dar por los entendidos. Si una sentencia no la entiende el ciudadano de a pie, carece de sentido común, o no admite comparación alguna con otras por los mismos o similares hechos, es que algo está fallando en el sistema. Pero falla ahora y viene fallando desde hace años, y la clase política sigue dejando las cosas como están. Eso lleva a pensar que las cosas no les van tan mal a ellos y sus correligionarios. Mientras tanto el pueblo aguanta y como mucho se lamenta de esta situación que salva a los golfos y ladrones de devolver lo robado y de purgar en prisión sus delitos. Porque esta es la cuestión, lo golfos, caraduras y sinvergüenzas campan sacando pecho por sus habituales tertulias y como mucho sufren el oprobio de un grupo de ciudadanos informados por alguno de los medios de comunicación, pero con su dinero procedente de las golfadas puesto a buen recaudo en algún paraíso fiscal. A todo esto, hay que añadir el papelón que en el último mes han protagonizado muchos de los fiscales, representados por el de Palma de Mallorca, más preocupado por la inocencia de la infanta que por el cumplimiento de la ley. Hay otro que ahora, cuando le han apartado del cargo, declara que             “se persigue más a los fiscales que a los corruptos”  y para que el sainete esté al completo se nombra fiscal jefe anticorrupción al que en su día intento enterrar los correos secretos de Blesa. Para colmo ahora salen otros afirmando que el comportamiento ante el juicio de Blesa y Rato ha sido ejemplar para justificar su no entrada en prisión. De verdad que hay que ser muy tonto para pensar que esto ocurre  por pura casualidad y que los fiscales cumplen con su cometido, o que existe un pacto tácito para que a todos estos espabilados no les llegue el peso de la ley como al resto de ciudadanos. Esto es lo que  hay y lo que nos rodea. Aquí hay dos sociedades bien diferenciadas y dependiendo a cuál de ellas perteneces te irá en la vida. Poco queda de aquellos  valores de honradez que trataban de inculcarnos nuestros mayores. Llegaron los listos, tras estudiar en colegios de élite, y nos han enseñado que el que la hace no la paga si estás bien relacionado.   Al final, el mensaje es como aquel refrán: “A vivir que son dos días”.

Curriculum

• Diplomado en Magisterio
• Director del Colegio Ramón y Cajal (30 años)
• Licenciado en Filosofía y Letras (Historia) por la UNED (1972-76)

Periodista:

• -Corresponsal y colaborador fijo en ALERTA ( 1975-2010)
• -Funda y dirige las revistas ZENIT y AULA CRITICA (Temas educativos)
• -Fundador y miembro del Consejo de Redacción de la revista nacional DEBATE ESCOLAR.