Noticias de Cantabria
26-02-2017 23:13

Lo del PP es una cuestión de principio

¡Atención! La huida de votos que ha padecido el partido, no ha sido por una mala gestión, ni siquiera por la corrupción, sino por la falta de principios y llevar a la sociedad a la deriva del relativismo.

El mes de febrero celebró el PP. su último Congreso y ha salido como del anterior sin ninguna orientación, con una vergonzosa huida hacia delante por los vericuetos de la progresía. ¡Piense bien el PP. que ese no es el camino para crear la sociedad del futuro! Ha salido del Congreso con una total desorientación, no sabe hacía donde se dirige.

En el anterior Congreso ya vieron los Demócrata Cristianos que allí no tenían sitio, y empezando por María San Gil y siguiendo por Jaime Mayor Oreja, por no citar otros, han ido dejando la marcha del partido, apartándose de su camino. En consecuencia, el partido ha quedado sin principios, navegando a la deriva.

No es algo de teoría, ahí tenemos lo que ha dicho el Portavoz del PP. Rafael Hernando, al salir del Congreso ha tildado de inútil mantener los principio, es decir, que se han pasado a los principios de Groucho Marx: «Estos son mis principios, si no los quiere tengo otros».

Aunque no es muy corriente y bien acogido, conviene recordar el evangelio: «El que escucha mis palabras y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se descargaron sobre la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. Pero quien no las pone en práctica es como aquel hombre  necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron sobre la casa y se derrumbó, siendo una gran su ruina»(Mt. 7.26-27). Principio que, aunque es antiguo, tratan de guardar fielmente todos los constructores que quieren hacer algo. Pero los del PP. no, prefieren huir hacia delante, caminar por el relativismo. Lo que muestra en la inseguridad que están instalados, y a dónde llevan a la sociedad española.

Además, les aseguro que sólo los principios cristianos garantizan la continuidad de una institución. ¿Qué pasó cuando los republicanos franceses, allá por el siglo XVIII, quisieron construir una nueva sociedad? Recurrieron a resumir los principios, que sin elevar a la esfera política había estado predicando la Iglesia en toda su historia.  Con extraordinaria sencillez lo explica así el gran filósofo José Luis López Aranguren: «En Europa los ilustrados más que enseñar una moral nueva, lo que hicieron fue despojar a la que ya venía siendo vivida de su fundamento religioso y presentarla desnuda, laica, completamente secularizada». Por tanto los principios de la República española que tanto se invocan, es una copia de la enseñanza de la Iglesia desde sus orígenes, con la única modificación de olvidar que son principios cristianos.

¿Y no es causa del mayor ridículo, que el Alcalde de Valencia, para oponerse al sueño de los Reyes Magos de los niños, creyendo que es demostración del laicismo, saque a tres señoritas representando los tres principios cristianos que son el fundamente de la religión cristiana y base de la sociedad democrática actual? «Fraternidad, igualdad y libertad». Esta triada es una doctrina evangélica. La fraternidad procede de la enseñanza de Jesucristo cuando nos dijo que todos éramos hermanos porque somos hijos de Dios, para indicarnos que tenemos la mayor dignidad como personas. La igualdad es el desarrollo del principio anterior, al ser toda persona hijos de Dios, ha de tener los mismos derechos, y una consecuencia de ello es que la persona ha de obrar con libertad, libertad que tiene que estar limitado por la responsabilidad. Estos son los principios cristianos, y los que los implantaron, aunque queriendo secularizarlos, hicieron sólo elevarlos al campo político. De esta forma pasaron a ser los principios de la democracia.

La palabra democracia fue inventada por los filósofos griegos, pero no lo supieron poner en práctica, porque no alcanzaron a comprender los principios de la dignidad del ser humano, ni la igualdad de derechos de las personas. La democracia de Pericles, en realidad fue un dominio de la clase privilegiada, los dorios, no participaban ni los metecos, comerciantes, ni los esclavos (douloi). Y Aristóteles cuando en su tratado de política habla de democracia incluye sólo al pueblo libre no a los que están en esclavitud. Quien enseño la libertad y la igualdad de todas las personas fue la enseñanza de Jesucristo, y por mucho que se quiera secularizar, se trata de una doctrina evangélica.

 

Señores del PP., la sociedad no es sólo una cosa material, aunque hay que arreglar la economía, hay que atender al sentido integran de la persona. La huida hacia delante, por caminos mal calificados de progreso, arruinando la familia, favoreciendo un feminismo que destruye los principios cristianos que son la base de toda convivencia humana, favoreciendo la destrucción de seres humanos, llevando a la deseducación de los niños con teoría antihumanas, y a tal destrucción de la personalidad de la persona lanzándola al crimen, no tiene futuro. No es el camino por donde se debe seguir. Vuelvan al estudio de la persona, y oriéntense por las vías en las que se viva con un equilibrio mental. 

Sé el primero en comentar