Noticias de Cantabria
27-02-2015 07:00

Ucrania y Crimea en el abismo

Putin se apoderó de Crimea mediante un golpe ejecutado de forma clásica: control de las infraestructuras, cierre de las fronteras entre Crimea y el resto de Ucrania, invoca la necesidad de proteger a la población rusa y el Parlamento ruso autoriza la intervención militar de unas tropas, que ya estaban desplegadas en Crimea, para “facilitar” la celebración del referéndum. Curiosa manera de “proteger” con bayonetas un referéndum....

Desde el final de Guerra Fría, las sucesivas ampliaciones de la OTAN y de la UE hacia el Este han ido cubriendo poco a poco la zona que en el pasado fue parte del Bloque Comunista y del Pacto de Varsovia. Sin embargo, 26 años después de la caída del Muro de Berlín, la Europa más Oriental continúa sin integrarse en estas organizaciones.

En esa que podríamos denominar zona gris de seguridad destacan dos regiones: por un lado, los Balcanes Occidentales y, por otro lado, el espacio postsoviético. 

Poniendo el foco en esta última región los altibajos en las relaciones entre Rusia y Ucrania condicionan sobre manera la estabilidad geopolítica de la zona. Durante los dos primeros mandatos de Putin Rusia recupero su status de gran potencia, y llevó a cabo una política revisionista de todo lo que el Kremlin percibió como avances de Occidente en su zona de especial interés. Esa reafirmación rusa coincidió en el tiempo con la “Revolución Naranja” de Ucrania, que alzó al poder en Kiev a líderes contrarios a Rusia, dando lugar a una etapa de enfrentamientos sin precedentes.

UCRANIA

Ucrania está considerada como el Estado predecesor de Rusia. El estrecho vínculo histórico y cultural entre ambas hace que muchos rusos vean a Ucrania como la cuna de su civilización.

Siempre perteneció a algún imperio: el austrohúngaro, el otomano, el zarista, la Unión Soviética. No fue realmente un Estado independiente hasta 1991, cuando se desgajó de la Unión Soviética.

En el Este y el Sur están la industria y la minería, la economía que, para los prorusos, mantiene Ucrania. Eso sin olvidar que es un importante país de tránsito para el gas ruso.

El 78% de los 45 millones de habitantes es étnicamente ucraniano, el resto son rusos y dominan ambos idiomas. La Iglesia Ortodoxa Ucraniana se dividió, tras la independencia, en dos Patriarcados: el de Kiev, antiruso, y el de Moscú. La división de la Iglesia Ortodoxa provoca más alejamiento.

El detonante de las protestas fue la decisión del presidente Viktor Yanukóvich, el 21 de noviembre de 2013, de no firmar el Acuerdo de Asociación y Libre Comercio con la Unión Europea. Yanukóvich se decantó por Rusia y provocó la ira de los ciudadanos que veían el acuerdo con la UE como la oportunidad para mejoras económicas, modernidad, democracia y lucha contra la endémica corrupción. Estudiantes universitarios ocuparon el Maidán (Plaza de la Independencia). El desarrollo de la revolución es conocido por todos.

Para Rusia un acercamiento de Ucrania a la UE es mentar al diablo; la necesita bajo su órbita de influencia porque es fundamental para su proyecto de “Unión Euroasiática”, zona de libre comercio rival en el Este de la UE.

CRIMEA

Putin se apoderó de Crimea mediante un golpe ejecutado de forma clásica: control de las infraestructuras, cierre de las fronteras entre Crimea y el resto de Ucrania, invoca la necesidad de proteger a la población rusa y el Parlamento ruso autoriza la intervención militar de unas tropas, que ya estaban desplegadas en Crimea, para “facilitar” la celebración del referéndum. Curiosa manera de “proteger” con bayonetas un referéndum. Toda la península fue ocupada sin resistencia en apenas dos días.

¿Por qué se apoderó de Crimea?

Crimea, con dos millones de habitantes, es una península de algo más de 26.000 km2 en la costa del Mar Negro. Poblada desde el siglo XIV por tártaros, fue conquistada por los rusos en el XVIII.

Es la única región de Ucrania con clara mayora étnica rusa, un 60%. Crimea fue rusa hasta 1954. Entonces Kruschev se la regaló a Ucrania como agradecimiento al partido comunista ucraniano por su  apoyo para conseguir el liderazgo.

Cuando la URSS se desintegró en 1991, Crimea siguió en Ucrania. Pero en Sebastopol tiene su base la Flota Rusa del Mar Negro, desde donde sale rápidamente al Mediterráneo. Putin se garantizó con Yanukóvich un acuerdo de permanencia hasta 2042. Con la intervención militar Putin quiere garantizar que se respete ese pacto y que no ingrese en la OTAN.

Lo que estamos presenciando hoy en Ucrania es un choque de civilizaciones. La globalización ha producido el ascenso de las economías emergentes como China, Rusia, India y Turquía. Pero, en lugar de igualar ha acentuado las diferencias, porque la fortaleza económica engendra una reafirmación cultural, política e incluso militar.

Así, los países emergentes potencian su nacionalismo: La China neoconfuciana refuerza su poderío militar en el este asiático; Turquía es más otomana; en India vuelve el fundamentalismo hindú. Y Rusia se apodera de Crimea con la excusa del derecho a proteger a sus habitantes de lengua y etnia rusa y en nombre de un renacimiento de la civilización ortodoxa y eslava. Lo que en el fondo se trata de restablecer la antigua grandeza de la Madre Rusia. Lo que ocurra en las repúblicas ex soviéticas tiene que respetar los intereses de Rusia. Que Georgia entre en la OTAN o que nacionalistas ucranianos se hagan con el poder en Kiev pone en riesgo esos intereses. Para Moscú es una cuestión de supervivencia, en la que la periferia es vital. También hay un mensaje interno: Rusia potencia el nacionalismo a ultranza desde que Putin volvió a la presidencia.

Putin practica aquello de que “la mejor defensa es un buen ataque”. Ve que una Ucrania integrada en la UE podría integrarse en la OTAN y suprimir su indispensable base naval en el Mar Negro. Putin ha criticado hasta la saciedad la ampliación de la OTAN y el despliegue del escudo antimisiles: “Me resulta difícil de imaginar que voy a Sebastopol y soy recibido por marinos de la OTAN”.

Desde esta perspectiva nacionalista a Putin le importa poco que lo expulsen del G-8. De hecho, al preguntarle por las sanciones de Occidente respondió: “Quienes hablan de sanciones deberían pensar ante todo en sus consecuencias. En el mundo moderno el daño siempre será mutuo. La popularidad de Putin ha crecido durante la crisis.

Rusia ha tomado una decisión sin precedentes desde el final de la II GM, la anexión de territorios pertenecientes a otro país, para marcar “líneas rojas” a Occidente.

Ceder, como se ha hecho, ante Putin en Crimea, significa que ninguna frontera en Europa será segura y dará al traste con el equilibrio del continente. El proyecto imperialista de Putin puede pegar fuego a “la casa Europa”.

La UE cometió un grave error al colocar a Ucrania ante la disyuntiva de elegir entre ella y Rusia. Una mala elección que ignora la geografía y la Historia y que amenaza con desestabilizar todo el espacio postsoviético.

¿QUÉ HACE OCCIDENTE?

Occidente, como siempre, no está unido. Putin lo sabe y sabe que a la UE no le interesa un conflicto que ponga en peligro sus intereses energéticos y económicos. Sabe también que Estados Unidos le necesita en escenarios como Afganistán, Siria o Irán. Obama aplica sanciones económicas que perjudiquen la economía del país. 

Europa, como siempre, apuesta por la vía diplomática. No quiere una guerra comercial con Moscú que podría suponer el veto a las exportaciones rusas (gas y petróleo), o el embargo de armas (Francia se juega un contrato de 120 millones en dos buques). Alemania es el eslabón más débil, con buena parte de su clase política y económica en la nómina de la energía rusa. España apenas se juega nada. Otras potencias como Italia, o incluso los pequeños países del Este, demasiado. De ahí las dudas y la contundencia verbal de la UE pero sin ir más allá. Si se quisiera dar el golpe a la economía rusa se deberían abordar sanciones a la banca y a la industria de defensa.

¿QUÉ HACE LA OTAN?

El mundo ha cambiado, pero los instrumentos que emplean las grandes potencias para hacer valer sus intereses no varían: armas, dinero y diplomacia. 

La OTAN vuelve a su tradicional preocupación: Rusia, aunque ésta ya no es lo que era. Regresan los tiempos de la disuasión. EE.UU está cada vez más cansado de que Europa haya descuidado su defensa y se ha centrado en el Pacifico. Los países cercanos a Rusia quieren apuntalar el flanco Este, y los países del Mediterráneo piden que no se olviden las amenazas del Sur. La nueva OTAN será un compromiso entre esas tres visiones.

CONCLUSIÓN 

A Europa no le conviene que Ucrania se parta y surjan nuevas fronteras. Su alta dependencia energética de Rusia le hace temer que una escalada de las tensiones afecte al suministro o lo encarezca. Pero también Rusia está pagando la factura del conflicto. Esta situación aumenta la fuga de capitales que viene sufriendo. Es muy probable que estas grandes “gestas patrióticas” de Rusia no le granjeen más que disgustos. Rusia vive de las materias primas que vende en el exterior.

Cuando Kiev firmó el acuerdo de asociación con la UE, Rusia tuvo dos prioridades: poner a salvo su flota del Mar Negro y conservar sus negocios en la Zona Oriental de Ucrania. Lo primero ya lo ha hecho, y en lo segundo es en lo que estamos.

En definitiva, lo más probable es que las zonas del Bajo Don, dominadas por los rebeldes prorusos se consoliden como un Estado independiente, no reconocido internacionalmente pero apoyado por Rusia.

La otra posibilidad conduce a dos escenarios muy preocupantes: una victoria total de Kiev a costa de una masacre y una crisis humanitaria; o una intervención militar rusa sin tapujos cuyas consecuencias serían terribles para la seguridad europea.

 

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Comentarios(4):

Soldado50 - 27-02-2015

Me parece un artículo muy acertado

Compañero - 27-02-2015

Mucho sentido común con dosis de conocimiento

PAD - 27-02-2015

Es una enorme satisfacción tener a este analista como compañero de columna; precisamente en este y otros muchos temas que irá desgranando poco a poco y que conoce muy bien; harían muy bien los lectores en tomarse en serio sus afirmaciones y análisis, pues nos va a reflejar "puntos calientes" que existen en estos momentos y que nos podrían generar conflictos futuros. Y también felicitar a Cantabria Liberal por este fichaje, que les honra a ellos y todos cuantos colaboramos con este periódico digital.

paco - 17-03-2015

Vaya repaso de esta zona tan caliente que nos has dado. Una clase magistral, clara y neutral. Jose Maria, tu si que sabes.