Noticias de Cantabria
28-01-2015 16:38

Tania.

Tania Sánchez y Alberto Garzón llevan mucho tiempo preparando una jugada que, en parte, se concretó ayer con él, torpemente justificado, abandono del partido por parte de quien, hace apenas unos meses, fuera votada en primarias, por militant

   Había dos posibilidades: crear una estructura electoral capaz de concurrir a las elecciones municipales en coalición con Podemos, o destruir desde dentro a Izquierda Unida, haciéndose con parte de sus cargos más afines y, sobre todo, más expertos política y mediáticamente. Tania Sánchez y Alberto Garzón llevan mucho tiempo preparando una jugada que, en parte, se concretó ayer con él, torpemente justificado, abandono del partido por parte de quien, hace apenas unos meses, fuera votada en primarias, por militantes y simpatizantes, como candidata a las elecciones a la Comunidad de Madrid.

   Con esta decisión ha culminado la primera parte de la estrategia y -tiempo al tiempo- se fragua con toda seguridad una segunda y definitiva parte: la más que segura confluencia de IU a las próximas elecciones generales junto a Podemos. Lo que quede del histórico partido después de esta voladura controlada será muy escaso, muy inoperante y, sobre todo, muy triste, habida cuenta del indudable servicio que IU ha prestado a la democracia española.

   Y a continuación, desde Podemos, se tiende la mano a los dinamiteros en aras de una pretendida confluencia de intereses para, supuestamente, posibilitar el ansiado cambio.

   Así son las cosas; quienes abominan de la casta, ese concepto  que han convertido en slogan y cabeza de ariete con que asaltar los castillos del poder, están empezando a dar señales inequívocas de que, cuando se necesita, los gestos denostados se convierte en válidos. Se perdonan comportamientos de dudosa legalidad, se utilizan triquiñuelas con las que dilatar los procesos, y se usan, en definitiva, tácticas y estrategias que, vistas en otros, les llevaron a un airado desgarro de vestiduras. "París bien vale una misa".

   Y es que, de momento, a estos jóvenes se les perdona todo. Si durante años se ha estado votando una y otra vez a políticos corruptos, ¿qué importancia tienen las posibles corruptelas de un Errejón, un Monedero o una Tania Sánchez? ¿Qué importancia tiene que el Secretario de Proceso Constituyente y Programa de Podemos, el señor Juan Carlos Monedero, haya tratado de escamotear a la hacienda pública, o sea a todos los españoles, una importante cantidad de dinero, después de habernos dicho, por activa y por pasiva, que estaba siendo injustamente perseguido? ¡Pelillos a la mar!

   Ciertamente, Monedero no es el Bárcenas de Podemos, como estúpidamente le define el portavoz del PSOE, Rafael Hernando. Pero tampoco es, ni mucho menos, alguien de quien sus compañeros de partido deban sentirse orgullosos, muy al contrario, un personaje poco claro que, por el bien de su organización, debería pedir perdón y dimitir.

Sé el primero en comentar