Espino

Hace algo más de dos siglos, como bien sabemos todos, imperaba en España el llamado “Despotismo Ilustrado”, aquel sistema de gobierno absolutista en virtud del cual las élites dirigentes hacían “todo para el pueblo pero sin el pueblo”.

Dos miembros de la Policía Autónoma Vasca acaban de manifestar que dicho cuerpo recibió órdenes de no actuar contra ETA y de no detener a miembros del entorno de la izquierda independentista radical. Esas órdenes, afirman, habrían partido del Gobierno Vasco del PNV.

Ya está el gallinero revuelto ante la gran “sorpresa” de los pitidos al himno nacional y a la Corona en la final de la Copa del Rey. De repente han descubierto que en España hay gente que odia a España. ¡Qué novedad!

De vez en cuando conviene recordar qué distingue a un liberal de quien no lo es. Y es facilísimo de definir: el liberal respeta las ideas diferentes, aunque no las comparta, y exige respeto para las suyas.

Un pobre Nacho Diego próximo a la extenuación, agotado de tanto insultar sin tino, ha visto agradecido cómo saltaba al ruedo a darle el relevo otro gallo de pelea: (Kikiri) Kiko Rodríguez Argüeso.

Al conocer la noticia del ataque a una herriko taberna en Lazkao, Guipúzcoa, por una víctima de ETA, me he llevado un gran disgusto: el de sentir alegría ante lo que, en una sociedad sana, me debería espantar.

¿Saben que el año pasado se tiraron a las calles de Madrid dos millones y medio de kilos de excrementos caninos?

Los aficionados al cine negro están de enhorabuena en Cantabria: gracias al PP regional tenemos permanentemente en cartelera una película de aquéllas en que dos policías interrogaban a un ciudadano al que querían colgar algún “marrón” propio.

Dice un doctoral Ibarretxee, contestando a las palabras dedicadas por Revilla al PNV tras el asesinato del Brigada del Ejército -D. Luis Conde- en Santoña, que no se debe hablar sobre el terrorismo “en caliente”.

Cuanto más pienso en el nacionalismo vasco, más me acuerdo de la película de Elia Kazan “La ley del silencio”. En ella tenemos todos los elementos de la actual sociedad vasca: los mafiosos, los matones, los que simpatizan con los matones, los atemorizados y los resistentes. Y alrededor de todos ellos, la misma atmósfera pútrida e irrespirable, la constante opresión del miedo y de la indecencia.

Confieso que la reacción popular ante el triunfo de nuestra selección nacional en la Eurocopa de Fútbol me ha dejado absolutamente sorprendido, pasmado de descubrir hasta qué punto necesitaba este pueblo gritar que quiere a España.

Cada cierto tiempo resurge el debate sobre si debe o no someterse el Diccionario de la Real Academia Española a los designios de los políticos. Hace ya muchos años del “jóvenes y jóvenas” de la Diputada Carmen Romero.

Para defender algo hay que creer en ello, incluso cuando hablamos de una nación. No basta con que los asesores de imagen diseñen justo para cada campaña electoral la apariencia de que el candidato cree. Quizás sea suficiente para que éste venza en las elecciones, pero no para proteger e impulsar esa nación.

Según `Trece rosas`, los franquistas son seres sádicos y despiadados, malvados hasta el extremo, terribles torturadores o, en el mejor de los casos, despreciables cobardes; las comunistas, amables jovencitas valientes y solidarias que sólo se reunían para bailar claqué.

En un reciente artículo publicado en el ABC, D. Benigno Pendás recomienda al PP, como método para recuperar el poder, que actúe al servicio del interés general defendiendo una sociedad abierta, libre, patriótica sin voluntad excluyente, responsable y sensata. Propone que el referido partido adopte en este empeño un espíritu constructivo, con carácter ganador, trabajo duro y adaptación al terreno.

Ignacio Diego tiene madera de actor. Cada vez que leo sus declaraciones me lo imagino en el papel de Bill Murray en “atrapado en el tiempo” (también conocida como “El día de la marmota”), que nos contaba la historia de un hombre condenado a despertarse y revivir continuamente el mismo día hasta que alguien le quisiera.

De todos los resultados electorales posibles, el que se ha producido finalmente el 9 de marzo es uno de los más temidos por los que aspiramos a que un partido centrista vuelva al Gobierno de España.

Después de muchos meses bombardeados por las estrategias proselitistas de los partidos políticos, ha llegado la hora de hacer un análisis sobre qué nos ofrece cada uno de ellos. En estas líneas me limitaré a recordar “en voz alta” lo que entiendo que, tras esta campaña electoral, prometen los dos que se disputan con posibilidades el acceso al Gobierno.

Acabo de conocer por medio de la radio que en este momento cada policía dedicado especialmente a combatir la violencia machista se ocupa de un promedio de 250 mujeres protegidas por órdenes de alejamiento. Otra patada en el hígado que nos dan nuestros gobernantes.

En el número de diciembre de la Revista General de Marina, el Teniente Coronel Médico D. Juan Manuel García Cubillana nos cuenta una emocionante historia que habla del amor a España: cada vez que un buque español arriba a San Juan de Puerto Rico es recibido por una bandera rojigualda ondeada desde el hospital español de Nuestra Señora de la Concepción.

Martínez Sieso ha necesitado más de cinco años para darse cuenta de que el apoyo de Revilla al PSOE hace daño al PP. Supongo que por no haberlo entendido antes han dedicado sus energías durante este tiempo, incluso cuando eran socios de los regionalistas, a atacar al PRC y a su Presidente hasta llegar a los insultos más graves.

¿Qué pasaría si alguno de los grandes partidos nacionales avalara sus promesas electorales con los puestos de sus representantes electos?

Nos pasamos la vida protestando porque con la imposición de las listas cerradas los partidos deciden por nosotros;

Paseando por el alambre, el elector liberal español se encuentra en graves apuros: